sábado, 7 de marzo de 2009

A Mis hijas Ivonne y Angelica


Adoradas hijas:

“A veces un hombre perverso es esposo y padre amante, y en la atmósfera contaminada de maldad, el amor paternal se conserva puro, como una flor que crece en un muladar”. Carmen del Arenal


Flores hermanas, como yo despiertas
en tranquila alborada
de existencia feliz: hijas que inciertas
avanzando con planta inmaculada
del templo del saber tocáis las puertas.
Yo con vosotras, por ventura unida,
bendiciendo mi aurora
feliz piso el umbral de ignota vida
porque aquí vuestra querida hacedora
es mi estrella polar, mi noble égida…
Yo, igual que vosotras, pago su desvelo
y sus conceptos sabios
con ternura filial, que sólo anhelo
oír brotar de sus amantes labios
palabras de virtud, hijas del cielo.
En vosotras también, hijas, miro
un dechado precioso
que siempre dócil a imitar aspiro
por eso, hijas, con sincero gozo
vuestra virtud y aplicación admiro.
La virtud y el saber sean vuestro anhelo,
y sin penas odiosas
pasan vuestra vida en este suelo,
como pasa la brisa entre las rosas
para elevarse hasta el tendal del cielo.

Enrique Galván-Duque Tamborrel


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