domingo, 1 de febrero de 2009

El comienzo de la educación

Por: Antero Duks

A veces pasamos por alto que un bebe es una persona como usted y como yo. Si lo tenemos en cuenta, será mas fácil tratarlo como nos Gustaría que nos trataran, tratarlo bien incluso a las tres de la mañana o cuando parece que no quiere dormir o comer. Si lo tenemos en cuenta, también podremos comprender que no es razonable esperar que coma cantidades grandes de comida o que acepte algo que la lógica y el sentido común desaconsejan.
También si se le considera como persona, se recordara continuamente que lo propio es amarle y enseñarle a amar y eso solo en la convivencia y en el primer contacto que el o ella tengan con otras personas: sus padres y hermanos.
Si educar es ayudar a sacar lo mejor de una persona, conviene empezar cuanto antes. Desde antes de la concepción del bebé, los padres aportan no sólo la carga genética, sino también sus intenciones y sus aspiraciones en cuanto al bebé.
Conviene que los que van a ser padres acepten con sencillez y humildad la historia que cada uno ha vivido, que perdonen lo que haya que perdonar y sanar del pasado en materia familiar, sexual y de pareja, y que integren un matrimonio comprometido y amoroso que se construye con el gratificante esfuerzo de cada pensamiento y acción.
Conviene que los padres se amen con ese amor de voluntad, de querer que el otro esté bien, de querer hacer feliz al otro, de querer que ese amor sea fecundo y fructifique en la concepción y educación de los hijos y en la amistad que se ofrece a los demás. Con la planeación prudente y respetuosa que convenga, ha de aceptarse con enorme alegría y benevolencia la llegada de cada hijo, que es un milagro. Cada bebé “sabe” cómo se le recibe. Los papás tendrán más facilidad si empiezan bien.
Mucha rebeldía en los hijos y muchas discordias en su educación provienen de que se reprocha al hijo por haber llegado. ¡Imagínese usted! Parece una atrocidad, lo es, pero, nuevamente, ocurre muy frecuentemente y debe aceptarse y manejarse de modo que se tenga esperanza y certeza de que un hijo es siempre un buen y que el adulto es el padre y la madre y son quienes pueden sacar adelante al hijo y a la relación con él o ella.
Desde antes y durante el embarazo, se recomienda que los padres aprendan a negociar entre sí, ya que cada persona es diferente y lo que de complementario llevó a enamorarse durante el noviazgo, al llegar los hijos se manifiesta como diferencias en la forma de educar y de vivir la vida familiar.
Han de conciliarse los puntos de vista y, de hecho, hombre y mujer han de complementarse y adaptarse con generosidad adoptando lo que funcione mejor para los dos. Es importante que traten de estar de acuerdo, sobre todo que el niño así lo perciba.
“Ganar” o imponer, ser inflexibles o rígidos no ayuda, sino que obstaculiza la necesidad de construir juntos un matrimonio sólido que esté al servicio no sólo de los hijos y al servicio del bien de ambos cónyuges.
Cuando nace el bebé, lo primero que se hace evidente es el mantenerlo alimentado, limpio, a una buena temperatura y descansado, en un lugar protegido. Pero esto mismo podría hacerse con una mascota o con una planta. Es preciso recordar a cada instante que ese bebé es una persona, no un objeto: cada vez que se le habla, cada vez que se le coge en brazos, cada vez que se le coloca en un lugar, es conveniente hacerlo teniendo consideraciones, detalles, cariño y, en concreto, hacerlo amando con cada hecho al bebé.
Así, la rutina del cambio de pañal, de alimentarlo y de acompañarlo durante el día puede verse con diferente mirada y tal vez se pueda comprender el cansancio y el agobio de las madres de bebés que sobre todo durante los primeros meses al final del día dicen “no hice nada”, cuando han estado viviendo cada segundo con intensidad y ternura contemplando, conociendo, acariciando, besando, limpiando, bañando, vistiendo, arrullando, abrazando, alimentando (la lactancia requiere mucho tiempo especialmente al inicio pero vale demasiado la pena como para no tratar lo más posible de vivirla), haciéndolo sentirse bien, cuidándolo incondicionalmente de buena manera. Esto desarrolla cimientos básicos de la personalidad del niño o niña: la forma de relacionarse, el concepto de sí mismo, la confianza básica, la sana seguridad en sí mismo y la confianza en los demás.
Si el papá y las personas que acompañan a la madre entienden esto y si sobre todo el papá lo vive también ayudando directa o indirectamente en cada una de las tareas mencionadas, involucrándose, la adaptación será más rápida y mejor y se logrará el apego entre bebé-mamá-papá, además de la confirmación y la guarda de espacios de papá y mamá solos como matrimonio, como hombre y mujer.
Si bien cada bebé es diferente y cada pareja de madre y padre decide la forma de criar a su bebé, con el debido respeto comparto algunas reflexiones que me han sido útiles para ir educando al bebé en la alegría, en el orden y en la responsabilidad son:
1. Alimentación: La alimentación representa nutrición y está estrechamente vinculada a las necesidades corporales y a las emocionales. Inicialmente, la lactancia materna es lo más recomendable y en las principales ciudades puede encontrarse apoyo para resolver los retos que la lactancia presenta (en este sentido la Liga de la Leche y algunos de los principales hospitales han realizado un excelente trabajo). Conviene alimentar siempre en un ambiente relajado (sin discusiones ni pleitos) y, ya que es más grande, no forzar al bebé a comer (pedir consejo al pediatra respecto al peso del bebé y al requerimiento de nutrientes). Las necesidades de alimento del bebé van cambiando durante el segundo semestre, dependiendo del ritmo de crecimiento, de la salida de los dientes y de los cambios en la rutina, principalmente. En la alimentación puede empezarse a dar autonomía al bebé, en vez de imponer nuestra voluntad (la actitud de imposición es diferente la que se tiene cuando hay que intervenir para evitar un peligro o para asegurar la salud y seguridad del niño o de la niña).
Este proceso debe ser cómodo tanto para el bebé como para la mamá, pero recomiendo ir esforzándose por darle autonomía y responsabilidad respecto de su alimentación. Acerca de la edad de inicio de los alimentos diferentes a la leche, en las diferentes ediciones de libros para la crianza de los bebés se puede observar cómo han ido cambiando las recomendaciones de los médicos; varios autores modernos indican que estos cambios se han hecho más o menos de manera arbitraria, por lo que las recomendaciones son de dudosa confiabilidad. El desarrollo del bebé (si se sienta, si tiene dientes, entre otros) irá indicando cuándo es conveniente iniciar con los alimentos diferentes a la leche y el pediatra y los papás acordarán cuándo y con qué alimentos empezar. La consistencia de estos primeros alimentos debe ir variando pronto, gradualmente de papilla suave a papilla más gruesa y terminar con pedazos pequeños de los alimentos que se pueda cuando el bebé tenga más dientes y el pediatra y los padres lo acuerden.
2. Sueño: No sólo para ayudar al bebé a descansar y a estar de buen humor, sino que hay que procurar el sueño para que su cerebro se desarrolle mejor. El sueño del bebé puede ser fuente de discusiones y de desaliento, pero con paciencia y cariño, además de mucha observación, el bebé puede dormirse fácilmente por la noche. Los autores y médicos no logran ponerse de acuerdo acerca de si dejarlo llorar o no. Dependerá de los padres y del bebe.
Quienes no recomiendan dejarlo llorar explican que durante el tiempo del llanto el cuerpo segrega hormonas y componentes propios de stress que marcan la afectividad del bebe y su desarrollo neurológico. La opción que recomiendan es, en el caso de la lactancia, que se quede dormido amamantando y, posteriormente, en brazos y luego acompañado mientras se le cuenta alguna historia.
Dormir en coche o en carriola en movimiento no es lo mas recomendable porque el bebe se acostumbra y puede llegar a depender del movimiento para dormir; el estilo de vida actual hace que a veces esto sea inevitable, en tal caso, se recomienda detener la carriola o, mas difícilmente, el coche mientras el bebe duerme. Cuando no queda mas remedio o cuando haya duda, escuchar la experiencia del otro o la propia intuición ayudara a la mama y al papa con el reto del sueño en el bebe.
3. Limpieza y cuidados: Mantenerlo limpio siempre, disfrutando juntos e interactuando, conversando, jugando, acariciando y besando al bebé. No tener prisas y no interrumpir esos momentos ni por llamadas de teléfono a menos que sea una urgencia. Hay que cuidar lo evidente: que no se caiga, que no se golpee, que no se meta cosas pequeñas a la boca con las que se podría atragantar.
4. Juego y movimiento: el bebé irá disfrutando de diferentes objetos que hay a su alrededor, aunque lo que más disfrutará será a las personas. A través de estos momentos “de no hacer nada” (así le llaman en la institución RIE de Estados Unidos) se puede enseñar mucho, especialmente se puede enseñar al bebé a socializar y a tener confianza en sus movimientos y preferencias, a desarrollar habilidades. Esto se puede lograr observándolo, jugando a veces con él, haciéndole mímica y hablándole, sonriéndole mucho y mostrándole cariño en todo momento.
5. Rutina y horarios: Son necesarios y el propio bebé va dando señales de lo que necesita a cada momento, pero durante los primeros cuatro a seis meses, se debe ser flexible porque todavía no está organizado el organismo del bebé. Por eso, por ejemplo, se recomienda la lactancia a libre demanda y no por horario (además de ser recomendable para que haya suficiente producción de leche).
6. Enfoque educativo y autoridad de los padres: En la convivencia con el bebe, tener siempre la intención de educar y de amar al bebe ayuda mucho a mantener un buen clima en la relación y a que el bebe verdaderamente desarrolle su potencial sin necesidad de estar imponiendo todo el tiempo. La propia convivencia y la vida misma presentaran momentos que generen frustración, no recomiendo provocarlos.
La autoridad de los padres esta al servicio de los niños, no es un privilegio de prepotencia de los adultos sino una herramienta necesaria para encauzar al pequeño y para ayudarle a conocer, pensar, elegir, actuar e incluso sentir y manejar sus sentimientos de mejor manera. Dar a elegir dos opciones dentro de lo que se puede elegir es de gran ayuda para evitar tensiones al momento de vestirse, de dejar de jugar, de comer o de cambiar de actividad. Pedir la ayuda y la colaboración del bebe también es importante y en vez de distraerlo siempre se puede esperar que a cierto numero de meses sostenga el pañal o la toallita. El bebe escucha y se le debe hablar con naturalidad y en tono normal aunque en el juego se exagere y se gesticule, incluso conviene comunicarnos con el desde que esta en el seno materno. Hay que tratarlo como el ser inteligente que es, capaz de aprender y de razonar.
Durante los primeros años, la confianza básica, la confianza en los demás, el apego y la disciplina que se hayan desarrollado dan el tono para el resto de la vida de la persona y para las relaciones interpersonales en la familia. El reto es ayudar a edificarlos en el respeto mutuo, en la alegría y en el amor. Aquí se proponen solo algunas ideas, el propósito es que cada quien se atreva a ser creativo en la educación de su bebe, empezando desde el seno materno.

Amarás a Dios con todo tu corazón

Por: Querien Vangal

Dice el evangelio en Mateo 22, 34-40
En aquel tiempo, los fariseos, al oír que había hecho callar a los saduceos, se acercaron a Jesús y uno de ellos le preguntó para ponerlo a prueba: Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley? Él le dijo: “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con todo tu ser.”Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los profetas.
Meditemos y reflexionemos detenidamente el significando y alcance de este primordial mandamiento, sobre todo en esta convulsionada época en que tal parece que a Dios lo hacemos a un lado, lo olvidamos.
“Ama y haz lo que quieras” era el lema de San Agustín. En el amor a Dios y a los demás se resume toda la ley. Quien sea capaz de cumplir este precepto puede hacer lo que le venga en gana. Aunque veremos que es más exigente de lo que parece.
El que ama a sus padres, jamás hablará mal de ellos, ni les hará enfadar. El que ama a sus amigos no les mentirá, ni les tendrá envidia. El que ama a sus hijos no será perezoso para ir al trabajo, ni se emborrachará, ni malgastará el dinero. El que ama a su novia nunca se aprovechará de ella.
Más bien, el que ama será libre para hablar siempre positivamente de todos, podrá ayudar cuando quiera a sus amigos, vecinos y familiares, les tendrá presente en sus oraciones, y será capaz de rezar incluso por sus enemigos. El que sabe amar jamás matará la fama de los otros ni les robará sus derechos; será una persona pacífica.
Cristo es el modelo del amor. Supo ser paciente con todos, perdonando incluso a quienes le iban a matar, se desvivió por enseñar a las gentes, curó las enfermedades de los que se acercaban a Él, y ofreció su vida para salvar las de todos los hombres.
Amó a su Padre y a sus hermanos hasta entregarse por ellos en la cruz. Este último gesto de amor fue el resumen de toda su vida.