domingo, 26 de octubre de 2008

Meditaciones y Reflexiones

Por: Querien Vangal

La meditación nos lleva a aplicar con profunda atención el pensamiento a la consideración de algo, o discurrir sobre los medios de conocerlo o conseguirlo.
La reflexión nos lleva a considera nuevamente o detenidamente algo.
Ambas, meditación y reflexión, son capacidades que complementadas nos llevan a discurrir con inteligencia cualquier aspecto de la vida.

Primera
El bautismo nos introduce en una nueva realidad: la de ser hijos de un mismo Padre y hermanos de todos los miembros de la Iglesia, porque así lo dijo Jesús.
La paternidad o maternidad física, siendo muy importantes, no lo constituyen todo para la persona. Porque cada hombre o mujer no depende únicamente de sus progenitores, sino sobre todo de Dios, que da el ser a todo cuanto existe.
Jesucristo insistió a sus discípulos en el tema de la fraternidad universal. Por este motivo, cualquier persona que sufre debe constituir un reclamo para mí. No puedo quedar indiferente, porque ¡se trata de mi hermano! ¿Cómo puedo abandonarle?
Este es el fundamento de la caridad cristiana. Todos los actos en favor de los demás, por ejemplo dar limosna a los pobres o ayudar al desvalido, no son un gesto filantrópico, sino que deben ser la respuesta a la necesidad de alguien que es como yo, hijo de Dios.
Quizás si profundizásemos un poco en esta verdad, cambiaría completamente nuestro trato con los desconocidos. Seguramente se nos ensancharía el corazón al pensar que el alumno que tengo en clase, la señora que atiendo en la oficina, el trabajador que está en la calle o el paciente que atiendo en el consultorio, es hijo de Dios y hermano mío. Ya no serían extraños para nosotros, sino que podrían decir de ellos: “Tu madre y tus hermanos están ahí fuera y quieren verte”.
Segunda
La sinceridad nos permite ir con la cabeza bien alta, en todo momento. El hombre sincero es la persona de una sola pieza, sin dobleces, sin compartimentos secretos, sin engaños.
Ser sincero no es nada fácil, porque es más sencillo adaptarse a las circunstancias y poner buena cara a todos que mantenerse fiel a la palabra dada y a los principios adquiridos. Por ejemplo, el que está convencido de que la vida humana constituye un valor supremo y que no puede ser negociada por ninguna ley ni ideología política puede ser tachado de “conservador”, antiguo, etc. Etiquetas incómodas, desde luego. Pero, ¿con quién prefiere quedar bien? ¿Con unos hombres de ideas pasajeras, o con el Dios eterno, creador de cuanto hay en el cielo y en la tierra, con el que le ha dado la vida y es su Señor?
La sinceridad es una virtud que debe forjarse cada día, en cada momento. No se consigue de una vez para siempre, sino que hay que renovarla en cada ocasión que se presente. ¿Soy sincero en esta respuesta? ¿Soy coherente con mi fe ante esta situación? Es preciso examinarse diariamente para ver cómo está nuestra conciencia. ¿Es como una luz? ¿O debo esconderla de los demás, para que no descubran cómo soy?
Porque nada hay oculto que no quede manifiesto. Algún día se revelará la verdad y es mejor estar preparado desde ahora.
Tercera
¿Qué se necesita para predicar el Evangelio? Conocerlo. Nada más.
Vamos, pues, a descubrir dos lecciones que se esconden en este pasaje de san Lucas.
La primera es la profunda fe que debe tener el enviado a proclamar el Reino de Dios. Debe poner toda su confianza en Dios y no en sus propios recursos, sabiduría, medios técnicos, etc. Y esa fe exige también el desapego de las comodidades y la esperanza de que Dios proveerá todo aquello que necesite el apóstol para cumplir con su labor.
La segunda enseñanza va dirigida a los fieles que acogen al misionero, sacerdote o religiosa que viene de parte de Dios. Porque si ellos han entregado su vida, su tiempo y su esfuerzo para darnos a conocer lo más importante, ¿cómo vamos a despedirles sin darles ni siquiera de comer?
Jesús nos invita a atender las necesidades materiales de la Iglesia. Por ejemplo, ¿sabes cuántos seminaristas se están formando actualmente? ¿Y cómo lo harán para pagarse los estudios, la alimentación, el vestido, etc.? Sería muy triste que un joven dejase casa, familia y amigos para abrazar la vocación sacerdotal y luego no tuviese medios para completar su formación.
Es buen momento para reflexionar en todo lo que nos da Dios y ver qué aportamos nosotros a cambio.
«La reflexión es los ojos del alma. El no, el son breves de decir, pero piden mucho pensar. Importa mucho la prudente reflexión sobre las cosas, porque lo que de primera instancia se pasó de vuelo, después se alcanza a la revista. Si las cosas se hicieren como en el primer instante quisiéramos hacerlas, pronto nos aterraría el decidir como el lanzarnos al fuego.»
Por el contrario, a los precipitados, a los que les encanta hacer las cosas al “ahí se va”, dicen que la reflexión es una enfermedad que padecen algunos individuos y que acabaría con la especie humana si se propagase. ¡Claro!, no podrían decir otra cosa.


¿Por qué el rescate monetario es un error?

Fuente: Yoinfluyo.com
Autor: Arturo Damm

martes, 21 de octubre de 2008

¿Cuál es mi opinión sobre el rescate que, por 700 mil millones de dólares, pretende aplicar el gobierno estadounidense a favor de los bancos que, por obra y gracia de una desastrosa política monetaria, de un marco regulatorio que indujo prácticas crediticias poco prudentes, y de otorgamientos imprudentes de créditos, hoy se encuentran quebrados? Mi opinión la sintetizo en 10 puntos.
1. Pagan justos (contribuyentes) por pecadores (autoridades monetarias, autoridades reguladoras y banqueros imprudentes), ya que los recursos para el rescate salen de los bolsillos de quienes pagan impuestos.
2. Premia la irresponsabilidad, sobre todo de los banqueros que, “motivados” por la desastrosa política monetaria de la Reserva Federal, e “impulsados” por un marco regulatorio igualmente desastroso, concedieron créditos a agentes económicos que no eran sujetos del mismo.
3. Promueve comportamientos irresponsables, ya que ¡nuevamente! se muestra la inclinación del gobierno a rescatar –eso sí, con recursos de los contribuyentes– a quienes cometen errores, sobre todo si quien los comete es considerado demasiado grande como para quebrar.
4. En general, es malo para la economía, porque no permite que opere el mecanismo de la quiebra, es decir, de la eliminación de activos que ya no sirven al consumidor, y de la reasignación de factores de la producción, comenzando por el trabajo hacia actividades económicas productivas y competitivas.
5. No implica, como más de uno lo ha afirmado, una inyección de liquidez a la economía, sino una reasignación de liquidez de los contribuyentes hacia el gobierno y del gobierno hacia los bancos, ¡algo muy distinto!
6. Aumenta el poder de los políticos y la corrupción entre los mismos, quienes eligen, en contra de las fuerzas de los mercados, que en este caso quiere decir en contra de las decisiones de los consumidores, quién será rescatado y quién no.
7. Aumenta el contubernio entre los políticos y los empresarios o, dicho de otra manera, incrementa el incentivo para que los segundos se acerquen a los primeros en búsqueda de rentas, es decir, en espera de obtener dinero que, ¡no lo olvidemos!, sale del bolsillo de los contribuyentes.
8. Agrava la ya de por sí difícil (no falta quien la califica de desastrosa) situación financiera del gobierno estadounidense, a quien los contribuyentes ¡obligados! rescatan una y otra vez.
9. Parte del supuesto de que el gobierno, principal responsable de la crisis, es capaz de corregirla. En el mejor de los casos es capaz de posponer algunos de sus efectos, pero no de eliminar sus causas, mismas que ya operaron en el pasado.
10. Es un paso más, por la vía de una mayor intervención del gobierno en la economía, comenzando por el sector bancario, hacia el socialismo.
Por estos 10 motivos, y por algunos más, mi opinión es que el rescate es un error más, de entre los muchos que ha cometido el gobierno estadounidense en materia económica.


lunes, 20 de octubre de 2008

Pensar en el otro es el mejor modo de pensar en uno mismo.

Fuente: Yoinfluyo.com
Autor: José Martínez Colín
domingo, 14 de septiembre de 2008
1) Para saber
Recordábamos en la ocasión pasada las respuestas que el Papa Benedicto XVI contestaba a varias personas. En una de ellas, el Papa hizo una interesante observación: "Si vivimos con Cristo, también las cosas humanas nos saldrán bien. En efecto, la fe no implica sólo un aspecto sobrenatural; además, reconstruye al hombre, devolviéndolo a su humanidad".
El ser buen cristiano no sólo nos ayuda y hace mejores en la vida espiritual, sino también en nuestra vida ordinaria. Podemos decir que lo espiritual ayuda a lo humano y lo humano a lo espiritual.
Seguía diciendo el Papa que "la fe se basa precisamente en las virtudes naturales: la honradez, la alegría, la disponibilidad a escuchar al prójimo, la capacidad de perdonar, la generosidad, la bondad, la cordialidad entre las personas. Estas virtudes humanas indican que la fe está realmente presente, que verdaderamente estamos con Cristo".
2) Para pensar
Estas consideraciones del Santo Padre hacen recordar un curioso relato que me envió un amigo llamado Óscar y que nos debe llevar a pensar.
Sucede que había un agricultor que participaba todos los años en la principal feria de agricultura de la ciudad, y lo más extraordinario es que ya llevaba varios años en que siempre ganaba el primer lugar y se llevaba el trofeo al "Maíz del año".
Cada año llegaba con el maíz cosechado y salía vencedor portando una faja azul recubriendo su pecho que indicaba que su maíz era el mejor de todos. Y no sólo eso, sino que iba superando a sus cosechas pasadas.
Todos estaban asombrados.
Al final de la premiación los periodistas lo entrevistaron. Uno de la televisión le hizo la pregunta que a todos les interesaba: ¿Cómo acostumbraba cultivar su valioso producto? ¿Cuál era su secreto?
Al agricultor no le importó revelarle su secreto: su método consistía en compartir buena parte de sus mejores semillas con sus vecinos, para que ellos también las sembraran. El periodista quedó sorprendido: "¿Cómo es posible que les comparta sus semillas cuando ellos están compitiendo directamente con usted?".
Pero el agricultor le confirmó: "Bueno, es muy simple. Usted sabrá que el viento recoge el polen del maíz maduro y lo lleva de campo en campo, y eso ayuda a que sea mejor el producto. Si mis vecinos cultivaran un maíz de baja calidad, la polinización degradaría continuamente la calidad de mi maíz. Si yo quiero cultivar maíz bueno, tengo que ayudarles a cultivar el mejor maíz, y por ello les doy a ellos mis mejores semillas. A fin de cuentas es como todo: uno cosecha lo que siembra.
Si decidimos estar en paz, no sólo hemos de estar en paz con nosotros mismos, sino hemos de hacer que los demás consigan estar en paz. Y si queremos vivir felices, hemos de procurar que los demás sean felices también".
3) Para vivir
Si hacemos bien las cosas humanas, estaremos también poniendo el "buen terreno" para que crezca la "semilla espiritual", la Palabra de Dios.
El Papa concluía: "deberíamos poner mucha atención en realizar bien y de modo correcto nuestros deberes humanos: en la profesión, en el respeto al prójimo, preocupándonos de los demás, que es el mejor modo de preocuparnos de nosotros mismos, pues pensar en el prójimo es el mejor modo de pensar en nosotros mismos".

Meditaciones y Reflexiones

Por: Querien Vangal

La meditación nos lleva a aplicar con profunda atención el pensamiento a la consideración de algo, o discurrir sobre los medios de conocerlo o conseguirlo.
La reflexión nos lleva a considera nuevamente o detenidamente algo.
Ambas, meditación y reflexión, son capacidades que complementadas nos llevan a discurrir con inteligencia cualquier aspecto de la vida.

Primera
El bautismo nos introduce en una nueva realidad: la de ser hijos de un mismo Padre y hermanos de todos los miembros de la Iglesia, porque así lo dijo Jesús.
La paternidad o maternidad física, siendo muy importantes, no lo constituyen todo para la persona. Porque cada hombre o mujer no depende únicamente de sus progenitores, sino sobre todo de Dios, que da el ser a todo cuanto existe.
Jesucristo insistió a sus discípulos en el tema de la fraternidad universal. Por este motivo, cualquier persona que sufre debe constituir un reclamo para mí. No puedo quedar indiferente, porque ¡se trata de mi hermano! ¿Cómo puedo abandonarle?
Este es el fundamento de la caridad cristiana. Todos los actos en favor de los demás, por ejemplo dar limosna a los pobres o ayudar al desvalido, no son un gesto filantrópico, sino que deben ser la respuesta a la necesidad de alguien que es como yo, hijo de Dios.
Quizás si profundizásemos un poco en esta verdad, cambiaría completamente nuestro trato con los desconocidos. Seguramente se nos ensancharía el corazón al pensar que el alumno que tengo en clase, la señora que atiendo en la oficina, el trabajador que está en la calle o el paciente que atiendo en el consultorio, es hijo de Dios y hermano mío. Ya no serían extraños para nosotros, sino que podrían decir de ellos: “Tu madre y tus hermanos están ahí fuera y quieren verte”.
Segunda
La sinceridad nos permite ir con la cabeza bien alta, en todo momento. El hombre sincero es la persona de una sola pieza, sin dobleces, sin compartimentos secretos, sin engaños.
Ser sincero no es nada fácil, porque es más sencillo adaptarse a las circunstancias y poner buena cara a todos que mantenerse fiel a la palabra dada y a los principios adquiridos. Por ejemplo, el que está convencido de que la vida humana constituye un valor supremo y que no puede ser negociada por ninguna ley ni ideología política puede ser tachado de “conservador”, antiguo, etc.
Etiquetas incómodas, desde luego. Pero, ¿con quién prefiere quedar bien? ¿Con unos hombres de ideas pasajeras, o con el Dios eterno, creador de cuanto hay en el cielo y en la tierra, con el que le ha dado la vida y es su Señor?
La sinceridad es una virtud que debe forjarse cada día, en cada momento. No se consigue de una vez para siempre, sino que hay que renovarla en cada ocasión que se presente. ¿Soy sincero en esta respuesta? ¿Soy coherente con mi fe ante esta situación? Es preciso examinarse diariamente para ver cómo está nuestra conciencia. ¿Es como una luz? ¿O debo esconderla de los demás, para que no descubran cómo soy?
Porque nada hay oculto que no quede manifiesto. Algún día se revelará la verdad y es mejor estar preparado desde ahora.
Tercera
¿Qué se necesita para predicar el Evangelio? Conocerlo. Nada más.
Vamos, pues, a descubrir dos lecciones que se esconden en este pasaje de san Lucas.
La primera es la profunda fe que debe tener el enviado a proclamar el Reino de Dios. Debe poner toda su confianza en Dios y no en sus propios recursos, sabiduría, medios técnicos, etc. Y esa fe exige también el desapego de las comodidades y la esperanza de que Dios proveerá todo aquello que necesite el apóstol para cumplir con su labor.
La segunda enseñanza va dirigida a los fieles que acogen al misionero, sacerdote o religiosa que viene de parte de Dios. Porque si ellos han entregado su vida, su tiempo y su esfuerzo para darnos a conocer lo más importante, ¿cómo vamos a despedirles sin darles ni siquiera de comer?
Jesús nos invita a atender las necesidades materiales de la Iglesia. Por ejemplo, ¿sabes cuántos seminaristas se están formando actualmente? ¿Y cómo lo harán para pagarse los estudios, la alimentación, el vestido, etc.? Sería muy triste que un joven dejase casa, familia y amigos para abrazar la vocación sacerdotal y luego no tuviese medios para completar su formación.
Es buen momento para reflexionar en todo lo que nos da Dios y ver qué aportamos nosotros a cambio.
«La reflexión es los ojos del alma. El no, el son breves de decir, pero piden mucho pensar. Importa mucho la prudente reflexión sobre las cosas, porque lo que de primera instancia se pasó de vuelo, después se alcanza a la revista. Si las cosas se hicieren como en el primer instante quisiéramos hacerlas, pronto nos aterraría el decidir como el lanzarnos al fuego.»
Por el contrario, a los precipitados, a los que les encanta hacer las cosas al “ahí se va”, dicen que la reflexión es una enfermedad que padecen algunos individuos y que acabaría con la especie humana si se propagase. ¡Claro!, no podrían decir otra cosa.


La mujer que ama humaniza al mundo

Fuente: Mujer nueva
Autor: Maru Cárdenas
jueves, 12 de junio de 2008

En una revista norteamericana leí que los hombres tienen grandes conflictos para conciliar el trabajo con su tiempo libre...
Ojalá ése fuera el problema de las mujeres. Hoy en día vivimos a toda velocidad intentando atender nuestros compromisos, combinar la familia, el trabajo, los pendientes, y la vida pasa de
prisa.
Además, pretendemos ser felices, todos queremos realizarnos, pero cabe preguntarnos: ¿lo estamos logrando? ¿Cómo? ¿Dónde está la verdadera realización de la mujer? ¿No será que muchas veces, en lugar de sembrar felicidad, estamos sembrando ansiedad?
La vida es corta, nacemos sin manual de instrucciones ni garantía adjunta. La vida está abierta, es una página en blanco donde cada quien es responsable de escribir su propia historia.
¿Todas las vidas tienen un final feliz? No. Es un hecho que podemos conducir nuestra biografía al éxito o al fracaso, trascender o vegetar en la mediocridad, mucho dependerá del camino que elijamos.
Cada una, en medio de nuestras circunstancias particulares, elegimos un camino, aceptamos o rechazamos las diferentes opciones. No es destino, es elección. ¿Pero elegimos bien?
El mercado nos presenta muchos paradigmas: dinero, tener más, placer, sentir más, el éxito profesional, aparecer o contribuir más, la maternidad o la no fecundidad, permanecer en la familia o en la "liberación" de la misma; en el poder cuando nos autoafirmamos a costa de otros. ¿Cuál es la respuesta? ¿Qué costo tiene? ¿Estoy dispuesta a pagarlo?
Al elegir no bastan las buenas intenciones. Es una decisión muy importante, una inversión trascendental afecta tu vida y la de los que te rodean. Mientras vivas puedes cambiar de rumbo, pero no puedes borrar el pasado. Conocemos casos de mujeres ejemplares y también casos de hechos lamentables.
No todo lo que brilla es oro. Es importante saber invertir. Es una pena observar casos donde una persona apuesta toda su vida a una carta. Después de un frenético esfuerzo, de muchos años de trabajo, lo más que obtiene es un éxito fugaz y un amargo desencanto, no se realizó como esperaba.
No hay recetas absolutas, pero sí patrones comunes que compartimos todas las mujeres. A todos nos hace felices sentirnos seguros, reconocidos, útiles. Es más, todos tenemos un anhelo interior al que sólo puede responder el amor.
Necesitamos amar y ser amados. En la entrega se experimenta la plenitud. La primera experiencia la tenemos en la familia.
La familia es la institución más importante de la humanidad. El hombre y la mujer están llamados al amor, y el ámbito natural es la familia. Es la escuela, la universidad del amor. Y el amor no es azúcar, sentimiento y miel, el amor es donación, entrega, buscar la felicidad y el bien del otro.
Una familia sin amor será hotel, restaurante, cuartel, posada, todo menos la comunidad íntima de personas que deben ser, que permite que se perfeccionen hacia adentro (como esposos, como padres, como hijos) y hacia fuera (sirviendo a los demás), construyendo la sociedad.
La familia con amor es todo, sin él es nada. Que no falte el amor en la tuya. Y si no aman, enséñales. A amar se aprende siendo amado. Tú puedes marcar la diferencia. Qué no te falte el amor. Es aquí donde la mujer es imprescindible como transmisora de cultura, de valores, de códigos de conducta. No podemos olvidarnos de la educación de los hijos.
Lo importante no son los títulos universitarios, lo importante son los valores. "Estar con los hijos" es a veces más importante que "hacer cosas por los hijos". La familia necesita un sustento económico, por lo tanto requiere que sus miembros trabajen, pero no es su única necesidad. No hay que olvidar ni descuidar las necesidades afectivas, relacionales y formativas.
El trabajo es ley de vida. La mujer siempre ha trabajado, no es novedad. Ésta radica en que ahora también trabaja fuera del hogar. ¿Cómo conciliar trabajo y familia? ¡Es un reto! Las respuestas hay que buscarlas aún. La mujer tiene mucho que aportar y las empresas, la sociedad y el gobierno deben generar las estructuras necesarias para conciliar estas dos realidades.
Cada día más mujeres trabajan por necesidad: salarios bajos, desempleo o abandono del marido. Es sostén imprescindible de la familia. Su acceso a la educación también ha fomentado la incorporación laboral. Las prácticas laborales existentes (jornadas excesivas e interminables) le dificultan en gran medida la atención requerida a sus hijos y a su esposo. La mujer es protagonista y pilar de cambio social desde la familia y desde la sociedad.
Es urgente conciliar el binomio familia-trabajo: son dos bienes irrenunciables.
¿Cuánto tiempo le damos al trabajo? ¿Cuánto tiempo le damos a la familia? No hay una única respuesta, pero sí hay un principio aplicable a todos, el principio del "tanto, cuánto". ¿Cuánto debo trabajar? Tanto como lo necesite mi familia.
¿Cuánto debo estar en casa? Tanto cuanto lo necesiten en ese momento específico.
Darle a cada uno lo suyo teniendo como prioridad a la familia. Trabajamos para ella, no al revés. En lengua china, crisis y oportunidad son la misma palabra. La mujer que trabaja tiene la oportunidad de encontrar nuevos caminos con creatividad, esfuerzo y amor para conciliar estos dos ámbitos. Cuando la mujer ama, el mundo progresa, ella humaniza el mundo. No nos quedemos con los problemas, encontremos soluciones.

"Hoy voy a decir lo que nadie se atreve a decir"

Fuente: Yoinfluyo.com
Autor: Norma Mendoza Alexandry
miércoles, 24 de septiembre de 2008

Un gran pensador(1) decía que ha prosperado en nuestro tiempo la más singular de las suposiciones: la suposición de que cuando las cosas van muy mal, necesitamos un hombre práctico. Pero sería más acertado decir que cuando las cosas van muy mal, necesitamos un hombre no-práctico.
Ciertamente, al menos, necesitamos un teórico. Un hombre práctico significa un hombre acostumbrado a la simple práctica diaria, a la manera en que las cosas funcionan normalmente.
Cuando las cosas no funcionan, has de tener al pensador, el hombre que tenga cierta doctrina sobre por qué no funcionan. Estaría bastante mal tocar el violín mientras arde Roma, pero estaría muy bien estudiar la teoría hidráulica mientras arde Roma.
¿Por qué los derechos son violados aún por los jueces supremos de una nación? Es lamentable que existan regímenes que aún no reconocen los derechos fundamentales del hombre y de la mujer, el veredicto es siempre condenatorio. Las simples leyes y las condenas son estériles si no alcanzan a dar fin a que el ser humano sea capaz de utilizarse como verdugo del mismo ser humano.
La solución, entonces, será preciso buscarla en un estrato más profundo de la vida humana: en el
descubrimiento de valores que están por encima de lo puramente jurídico, económico, ideológico y cultural, de raza, etc. O sea, la dimensión de la persona en lo que tiene de específico de hombre y de mujer, es decir, en los valores morales.
Solamente una humanidad educada en los valores éticos será capaz de crear una sociedad en la que se defiendan y cultiven los derechos fundamentales de la persona.
Uno de los hombres que conocimos todos y que nos pudo decir por qué las cosas no funcionan –Juan Pablo II, quien pudo conocer de cerca los crímenes de la II Guerra Mundial–, dijo en un famoso discurso: "Vengo aquí hoy como peregrino. Se sabe que he estado aquí muchas veces… ¡Cuántas veces!... Cristo quiere que yo, sucesor de Pedro, dé testimonio ante el mundo de lo que constituye la grandeza del hombre de nuestros tiempos y de su miseria. De lo que constituye su derrota y su victoria.
"Vengo pues y me arrodillo en este Gólgota del mundo contemporáneo, sobre estas tumbas, en gran parte sin nombre, como la gran Tumba del Soldado Desconocido. En particular me detengo junto a vosotros ante la lápida con la inscripción en lengua hebrea. Esta inscripción suscita el recuerdo del pueblo cuyos hijos e hijas estaban destinados al exterminio total. Precisamente este pueblo, que ha recibido de Dios el mandamiento de "no matar", ha probado en sí mismo, en medida particular, lo que significa matar.
"A nadie le es lícito pasar por delante de ésta lápida con indiferencia. Finalmente, la última lápida: la que está en lengua polaca, son seis millones de polacos los que perdieron la vida durante la II Guerra Mundial… una dolorosa cuenta con la conciencia de la humanidad. Sería necesario detenerse ante cada una de las lápidas y así lo haremos". (Juan Pablo II).
Aquel Papa puso el dedo en la llaga: se llegó al punto de que el hombre perdió el rumbo y terminó en el caos y en la muerte. En nuestro mundo actual, en el hoy que estamos viviendo, nuestro problema es que hemos llegado a una especie de olvido generalizado de lo que anteriormente se pretendía. Hoy, ningún ciudadano pide lo que desea, sino que cada uno pide lo que imagina que puede conseguir.
Y ¿qué es lo que se consigue cuando lo que se busca es infundado o aparente? Nuevamente acudimos a otro pensador, esta vez de nuestros tiempos: a Joseph Ratzinger, hoy Benedicto XVI, a propósito de su reciente viaje a Francia.
Nos dice que este mundo ha creado sus propios ídolos, y los sigue sin pararse un momento y preguntarse ¿qué es lo que importa en mi vida?, ¿qué debo poner en primer lugar? El ídolo es un señuelo, "pues desvía a quien le sirve para encadenarlo al reino de la apariencia… es la tentación de idolatrar un pasado que ya no existe, olvidando sus carencias, o un futuro que aún no existe, creyendo que el ser humano hará llegar con sus propias fuerzas el reino de la felicidad eterna sobre la tierra.
"San Pablo dice a los Colosenses (cf, 3,5), que la codicia insaciable es una idolatría, y recuerda a su discípulo Timoteo que el amor al dinero es la raíz de todos los males… el dinero, el afán de tener, de poder e incluso de saber, ¿acaso no desvían al hombre de su verdadero fin?".(2)
Entonces habremos de preguntarnos cuál es el verdadero fin y, más importante aún, ¿cómo llegar a él?Pues bien, el camino nos conduce a hacer uso de nuestra libertad; sin embargo, una libertad cuyo argumento consistiera solamente en la posibilidad de satisfacer las necesidades, no sería más que una libertad muy limitada.
Los grandes pensadores nos indican que la libertad del individuo sólo puede subsistir en un orden de libertades, necesita de una trama común que puede definirse con el fortalecimiento de los derechos humanos, y que proporcionan dos conceptos: lo justo y lo bueno, que son dos valores de primer orden.
Para finalizar, pondremos un ejemplo: El líder del Partido Conservador Británico, David Cameron, recientemente dio un discurso ante una audiencia de uno de los barrios más pobres de Glasgow.
Comenzó diciendo: "¡Hoy voy a decir lo que nadie se atreve a decir!". A partir de ahí, de forma elegante, esgrimió contra la "neutralidad moral" que, a su juicio, impera en la sociedad británica actual y en el conjunto de la sociedad occidental.
"Llevamos décadas en las que se han ido paulatinamente erosionando la responsabilidad, las virtudes sociales, la autodisciplina, el respeto mutuo, las conquistas a largo plazo, a cambio de la satisfacción inmediata.
"Por el contrario, preferimos la neutralidad moral, no entrar en juicios de valor acerca de lo que son comportamientos adecuados o equivocados. Malo. Bueno. Correcto. Impropio. Son palabras que nuestro sistema político y nuestro sector público apenas se atreven a utilizar…
"Miren, déjenme que les diga una cosa: somos humanos, cometemos errores… nuestras relaciones se rompen, se deshacen nuestros matrimonios, fallamos como padres y como ciudadanos igual que todos ustedes… Pero si el resultado de todo esto es un silencio cómplice acerca de las cosas que realmente importan, entonces estamos fallando por partida doble.
"Renunciar al uso de estas palabras –malo, bueno; correcto, impropio– implica una negación de la responsabilidad personal y una caída en el relativismo moral".
Es tiempo de reflexionar y reafirmar nuestros propios valores… antes de que sea tarde.
(1) Chesterton, G. K. Lo que está mal en el mundo. Editorial Ciudadela, 2006
(2) Benedicto XVI Homilía del Papa en la Explanada de los Inválidos en París. Septiembre 2008.

miércoles, 8 de octubre de 2008

Cantante defiende la castidad

Fuente: Yoinfluto.com
Por: Norma Mendoza Alexandry

Lunes, 06 de octubre de 2008

¿Será verdad que el crecimiento de la libertad sólo puede alcanzarse eliminando sus limitaciones? Por un momento vamos a imaginarnos a una joven mujer que quiera ser estrella de algún espectáculo.
Lo primero que pensamos es que se va a dejar llevar por el primer requisito para tener éxito que es: la liberación. Es decir, tendrá que suprimir las condiciones que la sujetan, entre ellas, la limitación más tiránica que es la que se deriva de la presencia del cuerpo.
Cuando alguien se libera primero de la orientación racional, pierde el sentido del deber adquiriendo tonalidades cada vez más fuertes que lo califican de: superficial, bohemio, despreocupado, sinvergüenza.
En segundo lugar, tiene que romper con la sociedad que lo rodea, a esto se llama ‘anarquismo’, esto es, no estar sujeto a principios.
En tercer lugar está aquel que carece no de pasión, sino de emociones, caracterizado por una moderna frialdad que comienza cancelando el sentimiento de compasión hacia los demás y termina con la crueldad hacia ellos.
De aquí será fácil pasar al cuarto, en donde se penetra en la vida artificial del tecnicismo liberándose de las cosas naturales en las que se encuentra inserto.
Y quinto, quien desee verse libre de su encarnación en el cuerpo lo podrá intentar de muy diversos modos, pensando por ejemplo que “los individuos son sujetos sexuales, sujetos deseantes” (Foucault, 1986), y atribuyendo la conducta errática sólo a la “experiencia erótica” (M. Lagarde, 2001); o a la farmacopea que remedia las deficiencias corporales; o a los estupefacientes que ensanchan la sensibilidad corporal hasta romper el cuerpo mismo, y el suicidio. Estas son las cinco metas que se presentan en el extremo de la liberación.(1)
Pasemos entonces a encarnar a una joven mujer que no sólo quiso ser estrella del espectáculo, sino que lo logró. Nos referimos a Jordin Sparks, a quien quizá no muchos conozcan, pero que fue recientemente ganadora del concurso norteamericano “American Idol” (Ídolo Americano), quien además de tener una magnífica voz, es menor de 25 años, muy guapa y con fuertes convicciones. En un reciente show del patrocinador del concurso, los “MTV Video Music Awards”, ella aprovechó la oportunidad para decir:
“¡YA BASTA! Quizá esté yo sola en esto, pero estoy cansada y harta de la gente que oculta por vergüenza lo que es bueno y decente. Estoy cansada de la gente que actúa como si no hubiera nadie en el mundo que realmente crea que es una gran idea no tener relaciones sexuales hasta el matrimonio.
“Estoy cansada de aquellos que piensan que no es agradable hablar de ello. Nuestro silencio contribuye a mucha basura. Me encanta cuando las personas se levantan y hablan públicamente de lo que está bien.
“¿Cómo va a saber la gente lo que es bueno y decente si los medios de comunicación lo denigran frecuentemente? ¿Cómo va a saber la gente que no son los únicos que aún creen en lo que es bueno y decente, cuando pocas veces se oye a alguien exponer los valores?
“Claro, podemos aprender lo que es bueno y decente en casa o en la iglesia o con amigos, pero los medios de comunicación tienen una influencia aplastante y, por tanto, no debemos dejar que posean un reino de libertad en cuanto a lo que nos imponen como normal o aceptable”.(2)
Es verdaderamente sorprendente que una jovencita que ha probado las mieles del éxito hollywoodense pueda tener la mente clara de qué es qué. Además de ser una chica lista, es muy valiente y sus convicciones han hecho una pequeña diferencia en la caducidad moral de nuestra cultura.
Es interesante conocer que estudios recientes muestran que adolescentes con alto grado de inteligencia (IQ), buena conducta y que provienen de hogares bien formados, evitan las relaciones sexuales pre-maritales.
Jóvenes listos y con bases morales tienden a comprometerse con altos ideales educativos que ayudan a evitarles otras tentaciones. Por el contrario, el supuesto del crecimiento de la libertad por la exclusiva línea de la liberación, conduce a una calle sin salida.
En la vida diaria, el político demagógico promete la liberación plena; el maestro no comprometido puede dejar de enseñar por cualquier motivo artificioso; hasta el sacerdote claudicante puede presentar un ancho camino cuesta abajo en cuyo fondo sólo se hallará lo intra-mundano.
Pero aún hay en el hombre y mujer un sentido natural, un instinto de conservación superior al meramente biológico, en el cual intuye algo dislocado en todas aquellas promesas de liberación.
Volviendo a Jordin Sparks, declara además ante las cámaras de televisión, que ella trata de no asistir a clubs o antros nocturnos, y que es firme en su convicción de no tener relaciones sexuales hasta el matrimonio, es decir, de conservar la virtud de la castidad.
Quizá ella haya ganado como estrella de “American Idol”, y quizá no gane nada si hubiese un concurso de popularidad dentro de los medios liberales por su manera de pensar, pero si se mantiene firme… ¡ella ganará en donde de veras importa!

Referencias:
(1) Llano, Carlos. Las Formas Actuales de la Libertad. Ed. Trillas, Méx. Págs. 40-41
(2) Entrevista a Jordin Sparks por Laura M. Brotherson, Sept. 08


domingo, 5 de octubre de 2008

Reflexión

Por: Querien Vangal

Con las costumbres de la vida actual, lamentablemente son tan pocos los momentos que le dedicamos a la meditación y reflexión que cuando se hace se de uno cuenta de la necesidad que hay de ello.
Todos los hombres, de todos los países y épocas, hemos recibido la redención de Cristo. El pagó por todos los pecados; los de ayer, los de hoy y los de mañana. A todos se nos han abierto las puertas del cielo.
Sin embargo, la actitud de cada uno ante este regalo de infinito valor es muy diversa.
Para algunos, Cristo no representa nada en su vida. O porque no han recibido todavía su mensaje, o porque no les interesa. Dan verdadera lástima, porque viven sin saber a lo que están llamados. Pasan los años como si todo terminase aquí, sin más esperanza.
Otros han oído hablar del Señor, pero su fe es superficial. Viven metidos en el pecado sin preocuparse lo más mínimo. Son los cristianos que han adaptado sus costumbres a las del mundo. Piensan que así están bien y que al final todo se solucionará. Pero sus malas acciones le duelen profundamente al Corazón de Jesús.
Sin embargo, un número considerable de personas es consciente de que realmente Dios les ama y tiene un plan de salvación para cada uno. Son los que, a pesar de sus limitaciones y caídas, se levantan y siguen por el camino que Cristo les ha marcado. Son los que han acogido el Evangelio, y los que dan frutos, construyen y santifican la Iglesia Cristiana. Son el modelo y testimonio de la vida cristiana. Por ellos ha valido la pena la entrega de Cristo en la cruz.

¿Quieres morirte?

Por: Querien Vangal


La muerte es, sin duda, un tema de gran interés humano. Para algunos es el fin, para otros el principio, otros más la ven como una salida. Pero lo cierto es que cuando se trata de decidir cuándo, cómo y por qué debe o puede “legalmente” solicitar la muerte una persona, la discusión se pone buena y es inagotable.
En Francia, la Asociación del Derecho a Morir con Dignidad, atraviesa por una rebatinga de conceptos tras la renuncia de su vicepresidente y abogado general ,Gilles Antonowicz, por diferencias ideológicas con el presidente de la Asociación Jean-Luc Romero.
Gilles Antonowicz, quien fuera el abogado de Chantal Sébire,* deja esta asociación pues considera que su opinión no encuentra eco en la misma. Se opone a defender el «suicidio asistido» de los que opinan que porque alguien cree que su vida en la vejez ya no tiene sentido, la sociedad los debe ayudar a suicidarse «limpiamente». Para él, las consecuencias y vertientes que pueden derivarse de este pensamiento son muy delicadas.
Lo correcto, opina, sería procurar la eutanasia a enfermos en fase terminal en donde se ha comprobado médicamente una muerte inminente. Tal es el caso de Chantal Sébire, quien en Bélgica hubiera sido merecedora de un «suicidio médico», por tratarse de una enfermedad incurable.
Sin embargo, cita el abogado, en el caso de Mireille Jospin, quien se suicidó en plena salud, por miedo a la vejez, pocos días antes de su cumpleaños número 92, el derecho a un suicidio asistido no tiene sentido y es inaceptable legalizarlo en estos casos.
En una entrevista para el periódico francés, Le Figaro, el ex vicepresidente de la Asociación por el Derecho a Morir con Dignidad, dijo que para él existe una libertad y un derecho de cualquiera a saltar por una ventana; sin embargo, ese derecho no tiene por qué ser reconocido por la sociedad para que se haga limpiamente. De hecho propone, deslindándose de hacerse cargo él mismo, la creación de una asociación por la evolución de la medicina paliativa y la legalización de la eutanasia.
Sin embargo, la medicina paliativa no es lo mismo que la eutanasia, es otro principio. Al rato alguien de esa asociación se daría cuenta que finalmente está de acuerdo con la medicina paliativa y no con la eutanasia, lo que daría origen a otra vertiente de asociación, etc., etc.
Defender el derecho a morir comienza por enfermos terminales, luego por los que no quieren llegar a sufrir una enfermedad terminal, por los que no quieren envejecer, por los que se sienten tristes… Todos podrán llegar a ser argumentos válidos, porque sólo en el corazón de cada hombre y mujer se puede experimentar un sufrimiento tal, al grado de desear la muerte.
Pero los casos particulares, por muchos y dolorosos que sean, no pueden llevarnos a facilitar el suministro socialmente aceptado y legal de la muerte. El verdadero meollo del asunto radica en que a algunos seres humanos les gusta mucho esto de la “libertad”. Una imposición de orden natural como la muerte, que llega sin avisar, resulta en la actualidad un “ataque” contra esa “libertad”, que en estos tiempos ya no quiere ningún límite. Entonces, la “libertad” puede permitir al hombre ir al encuentro de la muerte cuando y cómo lo desee. Pobre Catrina, a ella que le gusta venir a sorprendernos, y ahora la sorprendida es ella.
Lo cierto es que en aras de un torcido concepto de justicia y libertad, se ha perdido el respeto completo por la vida, de principio a fin. Y cuando se pierde el respeto…*Mujer francesa que solicitó mediante una carta al presidente Sarkozy, el derecho a que se le aplicara un suicidio asistido. Sufría de un tumor degenerativo en la fosa nasal. Repentinamente se suicidó.

Los nuevos adultos mayores

Por: Querien Vangal

“Envejecer es el único medio de vivir más tiempo”

Deben redescubrirse los ancianos porque hoy están solos y estacionados en las puertas mismas de la nada… ¡Casi de la aniquilación!
El ansia de lograr sólo la eficiencia que impera en las sociedades del mundo globalizado carente de valores y preocupado sólo por hacer dinero a velocidad de Internet, estanca a los ancianos en la nada, considerándoles un problema.
Empero, conocer críticamente el problema puede implicar su solución, porque en realidad son un recurso imprescindible para toda la comunidad. Los abuelos son –pese a la maldita apreciación de los hijos perversos, mal agradecidos o metalizados– un testimonio de integración y presencia familiar.
La vida humana tiende a prolongarse, mientras que la sociedad, persiguiendo el éxito y el beneficio, margina a los mayores considerándoles una carga.
Hoy, sobre todo en las ciudades donde los ritmos diarios son acelerados, frecuentemente es la consideración de la eficiencia la que domina, por lo que los ancianos, al final, se encuentran solos y en camino de aniquilación en su impotencia. Están estacionados como estorbo, en el mejor de los casos, en la familia, o incluso en situación de completo abandono.
Aquello que aparentemente parece un problema –precisamente la situación de no pocos ancianos– es preciso transformarlo en recurso positivo para toda la sociedad.
Los ancianos son custodios de una memoria colectiva que puede ayudar a contemplar con esperanza el presente y el futuro. Son intérpretes privilegiados de ideales y de valores comunes que rigen la convivencia civil. Son capaces de comprender la complejidad de la vida desde los acontecimientos que han afrontado y enseñan a evitar errores del pasado y a enfrentar el ámbito vital de las nuevas generaciones.
Los jóvenes, incluso, miran al anciano con admiración y confianza cuando en él reconocen un modelo a imitar y una persona prudente a la que consultar las cuestiones importantes de la vida. Esto sin importar lo viciosos e irresponsables que parezcan esas “tribus complejas” plagadas de los nuevos comportamientos juveniles.
Ello implica promover una educación en el respeto del anciano y una valoración de sus potencialidades.
La vejez es un tiempo favorable en el que las personas enriquecidas y maduras por la experiencia vivida pueden dar una contribución específica a la vida y a la misión de la Iglesia y de la sociedad.
Por ello, hay que procurar a los ancianos el debido respeto y la necesaria confianza que les permita expresarse, sintiéndose acogidos y amados; y no sólo “recogidos” y tolerados soberbiamente por los “buenos hijos”.