Enrique Galván-Duque Tamborrel
En todas formas
El mundo se abre a mis pies
Como si mis pecados hubieran
Desecho la tierra, y dentro
De mi sublime inconciencia,
Se pudiera sentir, sacando
El corazón por la ventana de
La vida, un rocío bienhechor
Que fecundara el último retoño
De mi fantasía.
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