sábado, 7 de marzo de 2009

La hermana Soledad

por: Enrique Galván-Duque Tamborrel


Tienes nombre de hermana mayor, la que trajina, siempre
dulce, en la casa.
La que toma al niño y lo duerme en sus brazos
como a un lindo muñeco de juegos infantiles.
Nombre de hermana. Siempre con el halda esperando
al hermano pequeño que te llama y llora.

Te vistes de silencio
para el dulce reposo del hermano dormido.
El hermano que fue llorando a tu regazo.
Si despierta, floreces de palabras menudas
que no turben el agua que tiemble internamente.

¡Ay, qué silencio el tuyo tan humano y tan bueno!
Curas la herida, y nunca reprochas al herido.
Pide a Dios que a este niño que tienes en tus brazos
Se le vaya puliendo el alma de este modo.

Soledad, tienes el alma de jardín y de estanque.
En tus aguas se puede zambullir con delicia
el alma atribulada.
Y perderse soñando
entre las rosas múltiples de tus cien avenidas.
Y volver siempre intacta.

Te conocí una tarde y te tenía miedo.
Me escondía asustado como una criatura
que ampara su vergüenza en la falda materna.
Ni siquiera veía tu sonrisa serena.

Recuerdo que me diste, como una golosina,
estas palabras: Niño,
soy tu hermana; seremos los dos inseparables.
No te quise creer, y solo deseaba
que te marcharas pronto para poder gritar,
y saber que no estaba solo, y que estabas lejos...

Hoy, Hermana, sonríes recordando estas cosas.
Y no me dices nada.
Yo sé que estoy contigo.
Y no me dices nada.
Y no te lo pregunto.
Y tú no me lo dices.

Tú quieres que me interne por estas galerías
por donde voy sumiso.
Huele a bosque, a silencio; y algo también a yo...
Y a medida que avanza, voy conociendo a todos.
¡Y es que ellos se me van descubriendo a los ojos!
¡Son hermanos! ¡En dónde me aguardabais gozosos...!

Suena la risa clara, discretamente dulce
de la Hermana Sapiente.
Y me va presentando a los hermanos seres
y me olvido de todo como en un nuevo mundo.

Y alguna vez me acuerdo
que un día lejano fui un hombre con orgullo.

Hermanita Mayor, Hermanita Sapiente,
Hermana Soledad,
¡qué cosas me enseñaste!



Para mi hija Elsa, recordándola siempre con amor.
Rogando a Dios que le dé fortalezapara que guíe a mi nieta con amor.

septiembre / 2003




No hay comentarios: