jueves, 15 de mayo de 2008

Medios... Incuestionables bienes públicos

Fuente: Yoinfluyo.com
Autora: Ma. Teresa Guevara de Urrutia

Los medios de comunicación juegan un incuestionable papel estratégico en el mundo de hoy; son nuestra primera fuente de información, son el canal mediante el cual conocemos las opciones políticas que conducirán nuestros países, y son quienes nos acercan mediante la publicidad, las principales innovaciones y opciones de compra.
En un país como México, la radio y la televisión además representan la principal fuente de diversión para un porcentaje alto de la población. Ambos son bienes públicos concesionados a personas que tienen una responsabilidad social frente a la ciudadanía.
En el marco de las últimas reformas de ley y del reciente Acuerdo de Calidad firmado en Los Pinos entre medios de comunicación, anunciantes y la sociedad organizada, con el gobierno como testigo, Yo Influyo entrevistó a la Dra. Ana Azurmendi, quien es Profesora de Derecho de la Información en la Universidad de Navarra, y Directora de la revista Comunicación y Sociedad.

YI: Basada en tu experiencia internacional, ¿cuáles son las herramientas jurídicas, institucionales o sociales que garantizan de manera más eficaz el equilibrio entre la libertad de expresión y la responsabilidad en la expresión de los medios de comunicación?
Ana: Si hubiera que hablar de los instrumentos existentes para garantizar un equilibrio entre libertad de expresión y responsabilidad en los medios de comunicación, comenzaría hablando de la cualificación profesional de los periodistas y de los editores-directores de revistas y programas de televisión. Pienso que es a través de sus decisiones sobre qué contenidos editarán y, posteriormente, transmitirán, donde la sociedad se juega, en primer lugar, si los derechos de la personalidad y de expresión se garantizarán o no. En segundo lugar, hablaría del reconocimiento constitucional de estos derechos, porque, junto con la tarea de los jueces –a veces ante conflictos extremos entre derechos–, la Constitución es una referencia sobre los principios que deben regir la convivencia social.
YI: ¿Cuáles son las consecuencias sociales de que los medios no tengan límites y, por tanto, no respeten los derechos de las personas, particularmente que no protejan a la infancia y a la juventud en la emisión de sus contenidos?
Ana: Habría que acudir a los estudios de carácter sociológico para hablar con propiedad de ese tipo de consecuencias, por lo tanto, hablaré de mi percepción como ciudadana y telespectadora. Pienso que se produce en el público un rebajamiento de la exigencia de calidad en la televisión, hasta el punto de que cuando se alcanza a ver un programa interesante, entretenido y cuidado, uno se sorprende como si fuera la excepción en la programación. Por otro lado, la proliferación de contenidos centrados en la vida privada de famosos o menos famosos, nos insensibiliza hacia la intimidad de esos personajes, y probablemente también hacia la vida privada como valor en sí mismo.

YI: ¿Consideras que los medios de comunicación tienen un papel educativo?
Ana: Creo que el papel de los medios de comunicación es el de informar y entretener. La influencia de los medios viene de ahí, pero a esa influencia no le llamaría educación. Pienso en televisiones como la BBC británica, con programas de calidad –debates, entrevistas, documentales de arte o de historia muy fáciles de seguir y con un contenido excelente–, y de nuevo lo esencial es que informan. Ni siquiera de esos programas de calidad diría que son educativos, o que su finalidad es educar.
YI: ¿Qué puede hacer el ciudadano, receptor de los medios, para que estos eleven la calidad de sus contenidos?
Ana: Actuar, decir lo que piensa, exigir lo que quiere de los medios, olvidarse de que es un ciudadano "sólo receptor de medios de comunicación", y verse como ciudadano activo.
YI: ¿Algún mensaje final que le quieras dar a la ciber audiencia de YI?
Ana: Agradezco mucho esta oportunidad de reflexionar sobre la responsabilidad de los profesionales de comunicación ante los ciudadanos, porque para mí, eso ha sido esta entrevista.
¡Y feliz 2008 para todos!



¡Nos gusta ser más interesantes... que la gente nos mire!

Fuente: Yoinfluyo.com
Autora: Norma Mendoza Alexandry

El tema de la juventud es poco tratado por los adultos; sin embargo, recuerdan con melancolía su propia juventud. La rama de la Pedagogía enfocada a la familia nos dice que la adolescencia es el “descubrimiento de la intimidad”. Es una etapa a la que se ha llegado después de haber experimentado un crecimiento biológico (cuerpo), psicológico (mente) y en relaciones con su entorno (padres, familia y sociedad).
Todos quienes forman parte de la sociedad organizada –familia, sociedad civil, escuela, Iglesia y Estado– trasmiten a las nuevas generaciones la cultura de la sociedad de la que forman parte. Son educadores en sentido amplio y participan de forma espontánea o sistematizada en la transmisión de los conocimientos, las experiencias, los valores y las virtudes o los vicios que se viven en cada tiempo y en cada lugar.
Pero lo más importante es que el padre y la madre son los primeros y más importantes educadores de sus hijos. Las relaciones entre los padres, su concepción de familia y del matrimonio, la aceptación de los hijos y el respeto que se vive entre los miembros del hogar, son factores determinantes para inculcar en los niños y adolescentes criterios relacionados con la dignidad de la persona, para intervenir en su formación intelectual y volitiva que los lleve a la formación de un carácter fuerte, esto es, que los lleva a ser buenos ciudadanos y personas adultas de recto criterio.
Los seres humanos aprendemos principalmente con el ejemplo. Para encarnar los valores, debemos percibirlos a diario, palparlos y hacerlos nuestros.
Hoy, en esta Ciudad nuestra se habla de un nuevo concepto: “tribus urbanas”. Esta expresión no necesariamente contiene un significado positivo, más bien su definición sería: movimientos sociales de rechazo. Dentro de éstas hay una larga lista de grupos de adolescentes (“emos”, “punks”, “darketos”…).
En una entrevista periodística reciente (1) se les inquirió sus razones o sin-razones de su actuar estrambótico, bi-sexual, de su ropa estrafalaria, de sus reuniones “cariñosas, emotivas, oscuras” (sic), y dieron una respuesta concordante a las fallas de los adultos: “…nos gusta ser más interesantes, que la gente nos mire, que sienta interés por saber quiénes somos o por qué hacemos esto…”. El fleco en la cara tiene un significado: “es la cortina que nos cubre de todas las injusticias y lo que está mal en el mundo…” (Sic).
Los adolescentes se han dado cuenta de las injusticias. Efectivamente, desde antes de nacer muchos son rechazados o fueron fruto de relaciones sexuales solamente y no fruto del amor de un padre y una madre conscientes de su procreación. Muchos han crecido “así nada más”, en guarderías a los que mejor les va, o fueron encargados con alguien que no se ocupó de ellos mientras la madre soltera o divorciada o los padres ausentes tenían que trabajar.
Al llegar a la adolescencia, el descubrimiento de sí mismo es un mundo nuevo por conocer en su propio descubrimiento, o en su búsqueda de la perfección. Pero como ésta no es posible, caen en un estado de frustración.
Los medios de comunicación en los que quizá crecieron, viendo muchas horas de televisión sin control alguno, los hicieron desear todo lo material: un buen coche, un celular, unos ‘nike’ de última moda, y se sienten presionados y frustrados ante cualquier carencia o imperfección que detecten, buscan inclusión grupal y, por ende, ser aceptados en su estilo propio.
Aún más, la rebeldía, manifestación típica de la adolescencia, es una protesta contra el orden establecido, contra el autoritarismo, contra la sociedad que los rechaza y no los toma en cuenta; necesitan urgentemente que sus puntos de vista sean escuchados.
Según famosos pedagogos, entre los 14 y los 17 años se presenta la fase de negativismo y las impertinencias, la cual propicia la rebeldía tanto en el ámbito familiar como en el escolar y social. Los adolescentes sienten inseguridad, abandono; de allí su unión en las “tribus” en las que la regla básica es “apoyarse y defenderse unos a otros” (sic).
En su búsqueda de identidad y el anhelo de una libertad acotada por ellos mismos, en su deseo de ser como los demás, dentro de su grupúsculo rechazan ser masificados y tratan de ser originales. De allí que se haya generado un mercado en tiendas de ropa que busca satisfacer sus gustos.
La libertad buscada se limita al hedonismo: “besarse, tocarse, sin compromisos, incluso entre extraños” (sic) y oír música sin bailar, fumando, tomando y explorando con qué identificarse. Oscilan entre la bi-sexualidad y la creación de un estilo propio dentro de la presión del grupo y la voluntad de los líderes.
¿En qué estamos fallando los padres, la escuela, la sociedad?
Si reflexionamos un poco, la paternidad (padre y madre) no termina en la procreación sino en la educación, y ésta debe prolongarse cuanto sea posible. La formación de la persona deriva de la forja de la inteligencia, la voluntad, y de la relación de éstas con los sentimientos.
“Las personas no actúan sino por medio de determinados instrumentos intrínsecos de acción que reciben el nombre de facultades o potencias” (2), por tanto, lo que debe hacerse para penetrar en el núcleo fundamental de la persona, es incidir en las potencias o facultades capaces de recibir los efectos o el influjo de las acciones del exterior y de las acciones propias.
Lo que se necesita es una decisiva intervención en la vida del hijo. Del modo de intervenir que se tenga depende el efecto positivo o negativo. Si se pretende imponer o interferir en la actividad del otro a modo de intrusión en la intimidad ajena, es lógico que produzca rechazo; pero si se ajusta a la libertad ajena siendo ésta responsable, la intervención puede ser muy positiva.
Aunado a esto, debe intervenir la acción educativa como relación de ayuda propia de los padres, educadores, actividad pastoral, asistencia social, que es el auxilio prestado por un ser humano a otro mediante un proceso que se propone hacerle capaz de desarrollarse como persona, enseñándole a tomar decisiones, a saber resolver los problemas con los que se encuentre en la vida, y a superar los momentos de crisis que a todos pueden afectarnos esencialmente en ciertas etapas del desarrollo vital.
Todo esto aunado a una autoridad (lat. auctoritas: hacer crecer) correctamente entendida en términos de cooperación, comprensión, relación de ayuda, y no en forma de autoritarismo, será el cauce correcto para una educación eficaz y formativa.
En el orden de los derechos humanos donde aún hay mucho que conquistar, se ha tomado conciencia de que todos los seres humanos son personas y, por tanto, poseen igual dignidad. Sin embargo, este hecho escrito con tanta fuerza en el espíritu de todos, es frecuentemente olvidado e incluso violado.
Socialmente hablando, las desigualdades extremas en el acceso a oportunidades socioeconómicas mantienen y agudizan dramas como la miseria en que viven algunas comunidades, la segregación de la mujer –sobre todo de la mujer pobre– en algunas áreas, la marginación de los discapacitados, la falta de oportunidades para la juventud…
Todo esto sucede en una sociedad con fuertes fracturas que generan exclusión, tensión y con frecuencia ideologías intolerantes racionalizadoras de las mismas. De allí que no sorprende la conformación de las llamadas “tribus urbanas”. Recordemos algo que no necesita explicación: los niños son el futuro de nuestro País y de nuestra sociedad, ¿qué estamos haciendo nosotros por ellos?
“El hombre moderno ha topado consigo mismo y vive obsesionado por alcanzar la comprensión, la expresión y la realización de sí mismo. Todavía estamos inmersos en el horizonte de lo antropológico, entre la admiración y el espanto que nos produce lo humano”. Lobato, A. (3)
Hay que decir con Heidegger, que nunca hemos sabido tanto sobre el hombre, y nunca como en este momento sabemos menos de él.
(1) REFORMA Staff. Irrumpen Adolescentes. Nacional pág. 7. 29 Marzo, 08.
(2) C. Llano. Formación de la Inteligencia, la Voluntad y el Carácter. Edit. Trillas, Pág. 5.
(3) Lobato, A. OP. El Ser Personal. Roma, Italia 1994, Univ. Sancti Thomas Aquinatis.


domingo, 4 de mayo de 2008

Niños latinos superdotados

Por: Enrique Galván-Duque Tamborrel

Según el Diario La Opinión Digital de los Ángeles, en siete años, alrededor de 60 mil casos han sido identificados en el estado de California. Se dice fácil, pero esa cantidad, tomando en cuenta las condiciones en que viven y se desarrollan es importante. Piensa uno ¿qué sería si su nivel de vida en su desarrollo fuera, no digamos óptimo, pero sí satisfactorio? También ¿qué riqueza humana se pierde para México?

Álex Victoria tenía apenas 7 añitos cuando pensó en suicidarse. Pero no se confunda, éste no es un informe sobre salud mental, es sólo un caso, entre miles, sobre los conflictos y frustraciones que enfrentan muchos de los pequeños genios hispanos.
Actualmente, miles de esfuerzos y recursos se destinan a atacar el pobre rendimiento académico de los hispanos; sin embargo, existe el otro lado de la moneda, el de los niños genios, un grupo que, según expertos, enfrenta serios problemas de depresión, falta de estímulo y desinterés por parte de la sociedad.
En 2007, California alcanzó cifras históricas nacionales con 61,286 nuevos estudiantes inscritos al sistema GATE (Gifted and Talented Education), un programa de educación pública para niños superdotados.
Ese mismo año, el ingreso de los anglosajones fue de 6,217 nuevos alumnos; los asiáticos 22,667 y los afroamericanos 3,327. Es decir, ese año, ni sumando estos tres grupos raciales alcanzaron la cifra de estudiantes latinos. En total, en California existen 144,943 estudiantes hispanos catalogados como superdotados.
Pero lo que muchos se preguntan es: si son tan inteligentes, ¿cómo pueden estar en riesgo?
"Los alumnos con un coeficiente intelectual [CI] alto suelen sentirse incomprendidos, enfrentan miedo, coraje por el rechazo y la ignorancia de la familia, y terminan con serios problemas depresivos, tan fuertes como los de cualquier adulto. La falta de estímulos y de apoyo de la sociedad y el gobierno provoca que estos niños terminen en las pandillas o como empleados de fábricas comunes, cuando su potencial es altísimo", dijo Jaime Castellano, de la Universidad del Estado de Arizona, uno de los pocos expertos hispanos en educación para niños genios del país.
En el mundo infantil de la inteligencia superior
Catalogar a un niño con inteligencia superior es cuestión de rangos, afirman expertos. Las pruebas más comunes establecen que existen los niños superdotados, sobresalientes y de rendimiento excepcional o genios.
De manera genérica suele considerarse superdotadas a las personas con un Coeficiente Intelectual (CI) superior a los 120 puntos en la escala de David Wechsler. Una persona de inteligencia regular está en cien puntos.
En promedio, los niños hispanos superdotados que asisten a los programas GATE (Gifted and Talented Education), de California, alcanzan de 120 a 150 puntos y se estima que cerca del 2% de toda la población estudiantil latina podría estar dentro del rango de inteligencia superior, según el informe Gifted and At Risk: Navigation the Challenges of Life.
"Creemos que la clave del incremento de niños latinos en GATE fue la implementación de exámenes de Coeficiente Intelectual no verbales. Tenemos que tomar en cuenta que en California la mayor población estudiantil es de origen hispano y muchos de ellos no hablan inglés. Así que al proveerles de un examen que midiera su inteligencia y no el conocimiento del idioma, los números se dispararon", indicó Sandra Frank, directora del programa GATE, del Departamento de Educación de California.
La mala noticia es que cada distrito escolar tiene libre albedrío para decidir qué tipo de prueba implementará en su escuela, por lo que aún muchos niños siguen en el anonimato.
"Uno de los grandes mitos en torno a los niños superdotados es que son casos aislados, pero la realidad es que existen más de lo que nos imaginamos. Hay escuelas incluso con lista de espera. Lamentablemente en el caso de los estudiantes latinos aún existe mucha discriminación y estereotipos. Las escuelas no informan de estos recursos a los padres y, como ya está demostrado, el talento que no se cultiva se pierde", destacó Jaime Castalleno.
"Entendamos que para un niño con un coeficiente de 130, estar en una clase con otros niños normales es similar a estar en una clase con pequeños que padecen retraso mental. Los alumnos superdotados son mentes adultas súper desarrolladas en cuerpos de niños", detalló Castellano.
A los 3 años, Álex ya daba señas de su inteligencia superior. Había aprendido a leer casi por sí mismo, sabía escribir y su extenso vocabulario dejaba sin palabras a cuantos lo conocían.
"Si estudias fuerte, algún día serás como yo", sentenció un doctor que una tarde de invierno atendió una infección respiratoria de Álex.
"No, algún día yo seré mejor que usted", respondió el pequeño con la mayor sinceridad. Apenas tenía 4 años de edad.
Han pasado siete años desde esa cita con el doctor que quedó grabada en la memoria de su madre, pero la avanzada inteligencia de Álex y su imparable ambición por aprender continúan acarreándole problemas, especialmente con los otros niños que, celosos de él, lo relegan, lo golpean y martirizan, a tal grado que en diversas ocasiones siente que es mejor no vivir.
Su escuela, ubicada en la apartada zona agrícola de Arvin, California, a tres horas de Los Ángeles, no cuenta con los recursos para realizar viajes a museos o proveerle asistencia tecnológica que represente un reto para su nivel intelectual.
La única asistencia especial que recibe son las clases de medio tiempo del programa GATE, un espacio de sólo tres horas financiado por el gobierno estatal.
Más allá de esa clase, no existe nada para Álex.
"Me siento aislado en este ambiente social. No hay museos, bibliotecas; todo lo que veo a mi alrededor es campo y trabajadores inmigrantes explotados", detalla, y tras sus gruesos lentes sus ojos destellan desesperación.
El gobierno de California invierte apenas 9.00 dólares al día por niño de inteligencia superior. En total, un presupuesto anual de 51 millones de dólares, una cifra muy por debajo de los 300 millones de dólares que el estado gasta en implementar un solo programa de apoyo para estudiantes de primaria con bajo desempeño académico.
"La realidad es deprimente, y ¿por qué? Porque el gobierno asume que estos niños son tan inteligentes que cree que ellos pueden salir adelante por sí mismos y sin ayuda. Éste es el error más grave en el que hemos caído", afirmó el especialista.
Aunque en California no existen datos precisos que analicen cuántos niños superdotados han abandonado la escuela, el estudio Handbook of Gifted Education indica que a nivel nacional el 5% de estos pequeños dejan la escuela a edad temprana, casi el mismo índice de abandono escolar de alumnos normales.
"En el caso de los niños hispanos, el barrio y el campo se vuelven todo su mundo y no saldrán de él porque no tienen las herramientas", remarcó el especialista.
Jacqueline, la madre del pequeño Álex, trabaja 12 horas al día ayudando en la cafetería por las mañanas y en un autobús escolar por las tardes.
"Estoy confundida, él [Álex] ha sufrido mucho, los niños se burlan de él y él me dice a mí, ‘mamá estoy deprimido, no quiero vivir’... Yo no sé qué hacer, veo cómo sufre, lo miro cómo ha llorado, cómo hasta con la almohada se abraza, del estrés, de la tristeza. Los maestros me dicen, ‘señora, si tiene dinero sáquelo de esta escuela, él es demasiado inteligente’. Pero a dónde voy, qué hago", expresó Jacqueline, cuya decepción más reciente fue ver cómo en uno de los juegos del único McDonald’s del pueblo unos niños habían escrito que su hijo era "un homosexual".
Para Álex, la situación es clara: "Quien piense que ser inteligente es una bendición, es porque no sabe lo que dice. Mil veces hubiera preferido ser un niño normal".
Por las tardes, Álex suele recostarse en su pequeña recámara, adornada con símbolos patrios de México y líderes revolucionarios como Emiliano Zapata y Francisco Villa. Ahí sueña despierto con la Universidad de Princeton en New Jersey.
"Esa universidad es mi más grande deseo, me gustaría estudiar ahí filosofía política y llegar a ser presidente de Estados Unidos", dice pensativo y triste a la vez, pues sabe que los pasillos de Princeton están muy lejos de su realidad.
De momento, donde quiera que ponga sus ojos, el campo y la pobreza parecen dominarlo todo. La victoria es algo que, de momento sólo está en su apellido.

La enfermedad de nuestro tiempo: depresión

Fuente: Yoinfluyo.com
Autor: Raúl Espinoza Aguilera
Hace quince años, conocí a Antonio –de unos 55 años, casado, y con varios hijos– quien sufría una depresión profunda y crónica. Comenzamos a tratarnos con ocasión de que visitaba con cierta frecuencia a un amigo mío internado en la misma clínica, también con una acentuada depresión nerviosa.
Antonio poseía una personalidad original, con un sentido del humor muy especial. Cuando le preguntaba, por ejemplo, “Antonio, ¿qué tal has dormido?”, me respondía con frases de este estilo: “Toda la noche me la he pasado con una intensa jaqueca. En este momento, preferiría que una enfermera me apretara el dedo gordo del pie con unas tenazas. Así, por lo menos, el dolor pasaría de la cabeza al pie y descansaría un poco”.
Otras veces le preguntaba por su estado salud para animarlo y que se sintiera apoyado: “Antonio, ¿cómo te has sentido esta semana?”, a lo que respondía: “mira, yo tengo monopolios como Bill Gates. Imagínate que yo fuera en un jet alrededor del mundo y en cada capital fuera recolectando todas las angustias, penas y dolores morales. Soy un auténtico campeón en este monopolio”.
Al principio me desconcertaba con sus respuestas, pero después me percaté de que Antonio empleaba el sentido de humor como un eficaz recurso para desdramatizar los intensos sufrimientos debidos a su enfermedad. Tenía una gran fortaleza y un temple humano de mucha categoría.
Quizá el común de los mortales tenga mayor sensibilidad para ofrecerse a ayudar a personas que sufren de diversas enfermedades físicas o discapacidades, pero en el terreno de los males del sistema nervioso, como es el caso de una depresión, pocas personas se enteran a fondo de la problemática por la que está pasando el enfermo.
La moderna Psiquiatría suele dividir esta enfermedad en dos causas principales:
1) Las causas exógenas: presiones de trabajo, dificultades familiares, conflictos con otras personas, deudas económicas, etcétera. Es decir, que pertenecen al terreno de problemas reales, pero quizá mal enfocados por el paciente.
2) Las causas endógenas: disfuncionamiento hormonal; falta de alguna substancia en el sistema nervioso, por ejemplo la cerotonina que intercomunica a las neuronas y, en circunstancias de actividad normal, produce buen ánimo, alegría, optimismo; o también, por la constitución natural de un sistema nervioso frágil ante presiones de la vida normales.
En cierta ocasión, me comentaba un amigo mío que no comprendía qué pasaba con su esposa porque la notaba muy negativa, cansada de todo, irritable, y tendía a dormir demasiadas horas, incluso durante el día. Le daba la impresión inicial que le faltaba motivación o ilusión por sus actividades de ama de casa. Después que la llevó con el médico especialista y éste le mandó a hacerse varios análisis, el psiquiatra les comunicó que simplemente el problema radicaba en que a su cerebro le faltaba mayor cantidad de una sustancia: el Litio. A continuación, le dio un tratamiento adecuado y, en pocos meses, recuperó su actividad y ánimo normales.
Pero en las ciudades grandes donde se desarrolla una febril actividad laboral con continuas presiones de trabajo, se suelen generar con frecuencia ligeras depresiones que en muchas ocasiones son incomprendidas por la familia y en el ambiente de trabajo.
Algunos de los síntomas más comunes son:
a) dificultad para concentrarse en la actividad intelectual;
b) insomnios frecuentes;
c) escasa energía o sensación de estar casi siempre cansado o fatigado;
d) irritabilidad ante dificultades ordinarias;
e) preocupación por casi todo;
f) tendencia a llorar o a estar triste y pesimista;
g) estar convencido que la va a ocurrir “la peor” de las desgracias;
h) se siente como en un “túnel sin salida”, con desesperación, ansiedad y angustia;
i) se considera una persona inútil, etc.
Como es de suponerse, todos estos síntomas le producen al enfermo sufrimiento físico y moral y alteran considerablemente su vida laboral, familiar, social.
La cara más cruel de esta enfermedad suele ser la incomprensión de los que nunca han pasado por una enfermedad de este tipo. Una opinión común de los psiquiatras es que a la persona que sufre de depresión nunca se le deben de decir frases como éstas: “échale ganas”, pon de tu parte, es cuestión de fuerza de voluntad, lo que pasa es que te empeñas en ver las cosas “negras”, me parece que te estás dejando llevar por la pereza, tú siempre has sido muy “preocupón”, porque tienen un efecto contraproducente, y a la enfermedad objetiva se añade el sentimiento de culpabilidad.
Si no se atiende bien una depresión ligera, fácilmente se puede convertir en aguda o crónica. Por ello, es recomendable que si tenemos un familiar, un colega de trabajo, un amigo... que manifieste estos síntomas, le sugiramos que vea a un especialista.
Porque si bien es cierto que una depresión no tiene la imagen espectacular como de quien se ha roto el fémur, lo enyesan y camina con ayuda de muletas, las enfermedades del sistema nervioso –en cambio– son mucho más delicadas y deben ser adecuadamente atendidas –con medicamentos y, en ocasiones, con la ayuda y consejos de un buen psiquiatra–; de lo contrario, se pueden ocasionar daños irreversibles. Un rol importante lo juegan los familiares del enfermo para detectar a tiempo un estado depresivo y ayudarle eficazmente.



Íntolerancia entre afroamericanos y latinos

Por: Enrique Galván-Duque Tamborrel

El conductor de un popular programa sensacionalista de una estación de radio de Los Ángeles gritó en el micrófono entre deleitado y furioso: "¡Ven, ellos también se odian entre sí!". "Ellos" y "entre sí" se refiere a los afroamericanos y los latinos. El grito fue fuerte, grosero y cumplía con la tarea por la que se les paga a los conductores de ese tipo de programa: causar conmoción. Pero no se trataba de las vociferaciones comunes.
El conductor despotricó y basó su perorata en una inquietante respuesta a una pregunta obtenida en una encuesta publicada hace unas semanas por New América Media (NAM). NAM es un consorcio de grupos de medios de comunicación étnicos en el Área de la Bahía de San Francisco.
En una encuesta de amplio alcance, se tomaron muestras de la opinión que las personas de raza negra, los latinos y los asiáticos tienen unos de otros.
La respuesta que provocó asombro fue que casi la mayoría de los latinos dijo que los afroamericanos eran propensos a cometer delitos y que temían por su seguridad cuando estaban cerca de ellos. Una leve mayoría de las personas de raza negra devolvió el cumplido de prejuicio negativo y dijo que los latinos le sacan los empleos a los negros y que buscan reducir su poder político.
Esa es la clase de afirmaciones que supuestamente escupen los intolerantes blancos. Sin embargo, ahora salen fácilmente de labios de afroamericanos y latinos. Esa revelación para el conductor del programa de radio y para muchos otros blancos simplemente confirma que los negros y los latinos también pueden ser intolerantes.
Lo más terrible es que tienen razón. También dice mucho sobre la imagen muchas veces distorsionada, confusa y conflictiva de las relaciones de razas y etnias en Estados Unidos.
Durante décadas, la intolerancia se definió siempre como discriminación racial y violencia de los blancos contra los negros.
El movimiento de poder negro y la enérgica militancia negra de la década de 1960 provocó cambios dramáticos. Ahora los blancos eran criticados por sus burlas raciales contra los negros. Con el tiempo eso se fue transformando y se convirtió en los negros sacando a relucir el tema de la raza cuando las cosas eran especialmente difíciles. Eso siempre quiso decir hacer sentir culpables a los blancos para obtener una ventaja. El punto es que los afroamericanos y los blancos eran los únicos que elaboraban estereotipos negativos viciosos e infames sobre el otro grupo y ahí se terminaba todo. La encuesta de NAM explotó de manera convincente la idea de que los negros y los blancos eran los únicos grupos que se miraban entre sí a través de lentes racistas deformantes.
Los negros, los latinos y los asiáticos pueden tener las mismas actitudes racistas y hostiles entre sí, y no tienen temor de manifestarlas. La primera señal de que las cosas no eran tan idílicas como parecían ser en las relaciones étnicas apareció en 2005 con el furor provocado por el comentario del entonces presidente mexicano Vicente Fox. En un discurso, Fox dijo que los mexicanos son trabajadores y están dispuestos a hacer trabajos que los negros no hacen. Eso desató una tormenta de protestas por parte de los líderes de los derechos civiles y de muchos afroamericanos.
Los principales grupos latinos de derechos civiles y el Comité Hispano comprendieron de inmediato el daño grave que el comentario podría causar a las frágiles relaciones entre los negros y los latinos y corrieron a acusar a Fox. Pero las denuncias y las demandas de disculpas no podían borrar las palabras de Fox o el sentimiento que se encontraba detrás de ellas. Muchos latinos de manera abierta, y muchos más en privado, probablemente estuvieran de acuerdo con Fox.
Insistieron en que los inmigrantes podían trabajar más duro, en trabajos más pesados y por menores salarios que los afroamericanos no estaban dispuestos a aceptar.

Algunos menos caritativos incluso aseguraron que las personas negras no harían esos trabajos porque eran haraganes y flojos.
Esa creencia, por supuesto, es grosera, falsa y racista. Pero reflejaba el gran problema de que las relaciones entre negros y latinos están plagadas de falsedades.
La insensibilidad étnica, de todas maneras, no es una calle en un solo sentido. En una respuesta a Fox por su comentario sobre la inmigración y los empleos, Al Sharpton también reflejó la idea distorsionada que muchos afroamericanos tienen de que los latinos son una amenaza económica: "Necesitamos enfrentar el hecho de que ha habido una tensión excesiva en los lugares en los que las personas han cruzado la frontera por salarios casi de esclavitud, compitiendo con latinos y negros". Sharpton dio vuelta completamente el punto de vista sobre el tema al describir la inmigración ilegal como un comercio de esclavos en el siglo XXI.
Eso sacó a relucir las imágenes negativas de hordas de mexicanos pobres y sin educación invadiendo Estados Unidos.
Los activistas latinos han librado una furiosa batalla durante años contra esa imagen, así como contra la representación de los latinos como haraganes, inmorales, propensos al delito, traficantes de droga, inmigrantes ilegales, trabajadores en empleos de servicio y madres con muchos hijos andrajosos. Esas imágenes constituyen estereotipos que la televisión y Hollywood han contribuido en gran medida a propagar.
La letanía común de estereotipos, mitos e ideas equivocadas que muchos afroamericanos y latinos ahora se lanzan entre sí de manera rutinaria, más tarde o más temprano terminará por abrirse camino a la fuerza y afectará negativamente la manera en que los negros y los latinos se ven unos a otros. En el peor escenario, el abismo de actitudes, percepciones y finalmente relaciones podría hacerse más grande en vez de disminuir entre los dos grupos. La encuesta de New America Media hizo énfasis en las creencias negativas y los sentimientos que los afroamericanos y los latinos tienen entre sí. Ofreció más pruebas de que las relaciones entre razas y la peor intolerancia racial ya no se pueden pintar solamente de blanco y negro.