viernes, 23 de octubre de 2009

Los vinos mexicanos, a la orden del consumidor bacional

Por: Antero Duks

México no es todavía un gran consumidor de vino, aun cuando esta bebida ocupa el tercer lugar dentro de los tragos alcohólicos más populares, superada por la cerveza y el tequila. En este ranking, competidores como el brandy, han sucumbido ante la competencia con otras bebidas que se instauran, a veces por moda, en el gusto de la gente.
El vino no se rige por los caprichos del momento. En Europa es cosa de todos los días, pero en México no posee un público muy acostumbrado a él; hace tan sólo 10 años el consumo per cápita era de 115 ml. No obstante, para 2005, esta cantidad aumentó considerablemente, llegando a los 250 ml. Según datos de la Asociación Nacional de Vitivinicultores de México (ANV) los mexicanos beben al año alrededor de 500 ml.
Pilar Meré, coordinadora de Promoción de Vinos Mexicanos de la ANV, señala que en zonas como Baja California se llega a los nueve litros en promedio, y precisa: “Las tendencias apuntan a que el consumo se incrementará cerca del 12% anual durante los próximos cinco años, para alcanzar 672 ml, cantidad poco representativa comparada con los 40 a 65 litros de los argentinos, los españoles y los italianos, los 17 de los chilenos y 12 de los estadounidenses. Cifras del Compound Annual Growth Rate calculan que el consumo en México aumentará 9% en los próximos cinco años.
LO MEXICANO COMO SINÓNIMO DE CALIDAD.- Los vinos mexicanos –12.7 millones de botellas– enfrentan una fuerte competencia con productos sudamericanos, europeos, estadounidenses y australianos (14.4 millones de botellas) que inundan los anaqueles de tiendas o las cavas de los restaurantes.
Para enfrentarlos, los productores mexicanos presumen la calidad y nacionalidad de sus productos. Enrique Zertuche, director de mercadotecnia de L.A. Cetto, comenta que en toda su comunicación impresa se hace especial énfasis en la mexicanidad del producto. “En un mercado donde hay 1,300 marcas de vinos (5,200 botellas diferentes) la fidelidad hacia un nombre en especial es muy rara. Para distinguirnos como un vino nacional decidimos incluir en nuestra botella un logo de la ANV”.
EL VINO ES CULTURA.- Una estrategia promovida por la ANV es la celebración de conferencias y seminarios relacionados con la producción, degustación y la cultura del vino en general. “Estas conferencias suelen terminar en catas porque lo importante es que el público tenga la opción de conocer y probar el producto y no simplemente recibir un mensaje emitido por la Asociación o los productores. De hecho, realizamos seminarios de vinos con el público en general, con restauranteros y con los medios de comunicación. También hacemos viajes de familiarización a los viñedos para que la gente viva la experiencia de ver cómo se produce un vino”, comenta Meré.
L.A. Cetto, por su parte, cuenta con cursos y con una boutique para catas. “Este lugar es un centro de capacitación para el personal de los lugares de consumo, como restaurantes, bares y hoteles. También tenemos contacto con las universidades para fomentar la cultura del vino entre los estudiantes”, comenta Zertuche.
WINE BAR PARA TODOS.- Hoy lo que está de moda son los wine bars o wine keepers, lugares dedicados exclusivamente al consumo de vino. Meré afirma que ese mercado es todavía un territorio virgen para los negocios, pues la ciudad de México cuenta con pocos de estos sitios. “Se trata de un nicho con enorme potencial, pues tiene la virtud de quitarle los mitos al vino y volverlo mucho más accesible, permitiendo a la gente experimentar con diversas marcas, ya que el consumo es por copeo. Inclusive, estos locales tienen los equipos necesarios para conservar el caldo una vez abierta la botella.”
La novedad de estos wine bars radica también en que, a diferencia de los restaurantes en donde el primer factor de utilidad se encuentra en la comida y el segundo en la bebida, en estos bares el vino aporta la principal ganancia; en este caso es el vino el que acompaña al plato y no al revés.
Los productores mexicanos, si bien trabajan enfocados en la producción de sus vinos y en el desarrollo de sus marcas, también identifican la necesidad de formar un frente común que les permita, a través de la ANV, sacudirse el estigma de que se trata de bebidas exclusivas para ocasiones especiales.

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