viernes, 23 de octubre de 2009

HONDURAS ENTRE "DIMES Y DIRETES"


Equipo yoinfluyo.com
martes, 20 de octubre de 2009
Desde el 28 de junio pasado Honduras ha estado bajo la mirada de propios y extraños. ¿La causa? El derrocamiento de Manuel Zelaya, presidente electo, quien fue sacado del país por el ejército para dar pie a un gobierno de facto encabezado por Roberto Micheletti. Éste fungía como presidente del Congreso, y como indica la Constitución hondureña, debía convertirse en mandatario interino.

Sin embargo, aunque esta breve recapitulación pudiera parecer redundante, no lo es, ya que la situación se ha modificado y distorsionado tanto, que siempre es bueno recordar el inicio del conflicto, para analizar oportunamente los hechos actuales.
Tras el derrocamiento, la opinión internacional sancionó la forma de actuar de Micheletti, del Ejército y de la Corte de Justicia hondureña, mientras que Zelaya fue exaltado como una víctima que sufrió una injusticia; pero en verdad, la intención del “golpe” era precisamente que se evitaran muchas más.
Una de esas injusticias era la violación a la Constitución por medio del referéndum que Zelaya pretendía llevar a cabo para “consultar” a la población sobre su posible reelección, cuando las urnas destinadas a su propósito se encontraban repletas con votos favorables a su causa.
Asimismo, la injerencia e influencia de Hugo Chávez en Honduras y particularmente en “Mel” era cada vez mayor, lo cual alertaba del peligro que corría la nación para convertirse en otra Venezuela.
Aunado a lo anterior, mientras la ciudadanía apoyaba las decisiones de Micheletti y la salida de Zelaya, la comunidad internacional las sancionaba.
Los ánimos parecían calmarse con la mediación del presidente de Costa Rica, Óscar Arias; sin embargo, un hecho inesperado caldeó los ánimos nuevamente. Hace un par de semanas, sin más ni más, Zelaya apareció, como por arte de magia, en la embajada de Brasil en Honduras; su sed de poder quedaba en evidencia nuevamente.
Como respuesta, Micheletti tomó medidas injustificables, incluso ante una situación tan compleja como la de su país, ya que no sólo suspendió las garantías individuales e impuso un toque de queda, sino que también cerró una estación de radio (Globo) y una televisora (Canal 36) porque transmitían noticias sobre movimientos afines al mandatario depuesto.
Es entendible, mas no justificable, la postura del presidente de facto, pues aunque Micheletti intenta proteger a su país, las medidas con las cuales lo ha procurado desde el principio fueron incorrectas, como bien reconoció. Lo ideal hubiera sido el encarcelamiento de Zelaya, no su exilio. El fin no justifica los medios, por más que el mundo grite lo contrario.
El arribo de Zelaya y los acontecimientos antes descritos orillaron a que ambas partes eventualmente se sentaran a dialogar. Representantes de Micheletti y Zelaya intentaron llegar a acuerdos, pero hasta el momento uno de los puntos clave para que el conflicto se solucione sigue en el aire: la restitución de Zelaya en el poder.
Mientras el pueblo hondureño sigue a la expectativa, al igual que el resto del mundo, el conflicto ha alcanzado nuevos frentes. Ahora, hasta el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, tiene información al respecto, como indican sus declaraciones durante la VII Cumbre de la Alianza Bolivariana para las Américas (Alba).
Según Ortega, el Frente Nacional de Resistencia contra el Golpe de Estado en Honduras, partidario de “Mel”, se encuentra en la búsqueda de armas y campos de entrenamiento en Centroamérica, con el fin de derrocar a Micheletti. El Frente, por supuesto, negó el acontecimiento.
Entre tantos “dimes, diretes” y decisiones precipitadas de uno como de otro lado, solamente se ha logrado complicar más la situación. Sabemos que la intención de Micheletti es procurar el bien de su patria y defenderla de las oscuras intenciones chavistas; sin embargo, la forma de hacerlo no ha sido la adecuada.
Esperemos que al final triunfe la opinión del pueblo hondureño, pues la comunidad internacional se preocupa, primero por Zelaya, en menor medida por Micheletti, pero, ¿qué hay de los ciudadanos? ¿Quién les ha preguntado su punto de vista?
Las elecciones presidenciales lo reflejarían por completo, pero aunque se lleven a cabo, la comunidad internacional no las reconocerá; además, existe la posibilidad de que en la jornada electoral de desaten actos violentos por parte de seguidores zelayistas inconformes. Honduras continúa en terreno pedregoso.

No hay comentarios: