domingo, 22 de noviembre de 2009

Lo bueno, lo malo y lo peor de nuestra educación

 

Por: Cirze Tinajero

noviembre / 2009

 

La Reforma Educativa de 2006 salió con la idea de que sería una transformación que no podía esperar, que tenía que impactar a millones de familias y hacerse realidad en las aulas.

Incluso se nos dijo que la dimensión de esta reforma terminaría siendo, tarde o temprano, la apuesta real para el futuro del país y que estábamos en un momento histórico, en el que las condiciones estaban dadas para que en materia educativa se tomaran las decisiones que la nación esperaba desde hace muchos años.

 

 

Hasta la Secretaría de Educación Pública (SEP) nos alertó al decirnos que 32 millones de alumnos esperaban respuestas urgentes y mejores en el ámbito educativo; y que había que evitar que un millón 200 mil jóvenes reprobaran y abandonaran la escuela. Además, se señaló que para esta reforma no se desestimaron los esfuerzos ya hechos, y que se estaba haciendo una perfecta autocrítica al escuchar las voces de millones de alumnos que con sus evaluaciones hacían patente que faltaba mucho por hacer. Pero, ¿cuál es la realidad? A continuación te presentamos qué es lo que en verdad está pasando.

 

 

LO BUENO

 

 

Al hablar de un tema, sobre todo de uno que afecta de manera tan importante a nuestro país, hay que ser realistas y objetivos, por lo que después de platicar con una pedagoga experta en el tema, Sara Irma Aguilar, podemos deducir lo siguiente.

 

El enfoque que busca la SEP con esta reforma es la articulación de la educación, que lo que los niños aprenden en preescolar no quede en el olvido, para que de esta manera no tengan que empezar de cero cuando inician la primaria o secundaria; que no parezca como si no hubieran aprendido nada atrás.

 

Los planes anteriores estaban enfocados al desarrollo y adquisición de conocimiento, ahora lo que pretende la SEP es que los niños adquieran competencias.

 

La licenciada Aguilar nos señala que "el termino competencia ya es viejo, pero empezó a tener mucha boga y énfasis en el ramo empresarial, se quería hacer a los trabajadores competentes para el trabajo. Más tarde se implementa en el ámbito escolar, pues se dan cuenta que los niños aprenden de una manera muy memorística; que lo que hoy les enseñas ya mañana se les medio olvidó, y este proceso de olvido o de falta de memorización correcta es porque no hay aplicación del conocimiento".

De ahí que se haya optado por el constructivismo: "Partir de aprendizajes previos y lograr conocimientos significativos; es decir, que lo que el niño va a aprender lo pueda aplicar en otras materias o aspectos de su vida diaria".

 

Entonces, el reto para los profesores es que no sólo transmitan conocimientos a los alumnos, sino que les enseñen a aplicarlo en su vida cotidiana con valores y actitudes. Hay que superar el conocimiento y fomentar el desarrollo de habilidades y que se entiendan las normas éticas.

La SEP pretende que el niño no sólo asimile un conocimiento, sino que desarrolle habilidades a partir de ese nuevo aprendizaje y que lo aplique desde un marco de valores y actitudes, por eso se implementaron materias como Formación Cívica y Ética en primaria.

 

Pero la gran pregunta es: ¿Se podrá? Más adelante volveremos a tratar este asunto.

Sin embargo, esta intención deja otra preocupación en el aire: Que el Estado se vuelva formador y que los valores que intente propulsar no estén basados en absolutos, sino que caigan en relativismos e ideologías deformes.

 

 

LO MALO

 

A finales de la década pasada se hizo otra reforma (pues en nuestro país prácticamente cada cambio de sexenio o de secretario de Educación hay una) en la que se decidió que la materia de Formación Cívica y Ética se impartiera durante los tres años de secundaria.

 

"Se nos vendió la idea de que esta materia era medular para la formación de los jóvenes, inclusive en tercer año de secundaria había una materia llamada Orientación Educativa, que quitaron porque no era tan importante como que los niños tuvieran tres cursos de Formación Cívica y Ética. Así estuvimos varios años y el siguiente paso era pasarlo a primaria", señaló Aguilar.

 

Pero eso fue en el sexenio pasado, para la última reforma doña Josefina Vázquez Mota (en ese entonces secretaria de Educación) puntualizó que la Orientación Vocacional tenía que impartirse de nuevo desde la secundaria y fortalecerse de manera muy importante en el bachillerato.

En resumen, que las reformas se contradigan con tal de que los intereses personales se hagan valer no importa. Entonces, ¿dónde queda la supuesta autocrítica que se hace antes de lanzar una nueva reforma?

 

Eso no es todo, la meta de la reforma previa era expandir la materia de Formación Cívica y Ética en primaria (lo cual sí se hizo), pero también era asegurar que el alumno desde la pubertad tuviera una formación sólida en valores. Pero, ¡oh sorpresa!, en 2006 quitaron esta materia en los tres años de secundaria y finalmente sólo quedó en segundo y tercero de secundaria.

 

Entonces, recapitulemos sobre esta asignatura, la implementaron en primaria con el argumento del constructivismo, de tener conocimientos previos, pero hay un hueco terrible en primer año de secundaria, por lo que la pregunta a formularse es: ¿Dónde queda el darle seguimiento a las materias como indica el constructivismo? Esta tendencia en teoría no es mala, pero el problema es que su aplicación falla.

 

Aunado a ello, los cambios no se hicieron únicamente en esta materia, también los hubo en Historia y Geografía a nivel de secundaria.

 

En el caso de la materia de Geografía ésta se enseñaba en dos grados, mientras que ahora sólo se imparte en uno y con el mismo número de horas; sin embargo, el problema es que se satura al alumno al tener que aprender lo mismo en menos tiempo.

 

Con la Historia la situación es peor, pues aunque antes se daba en los tres grados de secundaria, ahora sólo se hace en dos. El alumno recibía tres horas a la semana en cada grado; es decir, un total de nueve horas semanales en conjunto.

 

Pero ahora, con el nuevo plan de estudios, los jóvenes reciben cuatro horas, que al multiplicarse por los dos grados en cuestión, dan un total de ocho. En conclusión, a la materia le quitaron una hora a la semana, que en la suma de todo el ciclo escolar, se convierte en mucho tiempo, en menos aprendizaje.

 

Sobre este tema la licenciada señala que "el problema con la mayoría de nuestros jóvenes es que lo que menos les interesa es estudiar, y menos estar sentados escuchando una clase de historia, y peor es la situación si las clases ahora son tan largas. Además, con tal de abordar todos los contenidos, los saturan de información, tú ves un libro de texto y son enormes, pues finalmente los planes que anteriormente estaban sufrieron muy pocas modificaciones en cuanto a sus contenidos, y lo único que hicieron fue comprimirlos.

 

 

"Aunque dicen desarrollar competencias, por la cantidad de contenidos, el maestro se ve en la disyuntiva de cómo transmitir toda esa carga de información y cómo desarrollar competencias en los alumnos, cuando no hay que perder de vista que los profesores no fueron instruidos en el constructivismo".

 

En cuanto al tema de Física, Biología y Química, se decía que era muy brusco el cambió de Ciencias Naturales en primaria, a materias formales y abstractas, por lo que la SEP daba un curso introductorio (Introducción a Física y Química) para que el alumno poco a poco entendiera que la ciencia está a su alrededor y que basta con observar los fenómenos naturales para entender que la física y química pertenecen a nuestra vida.

 

Esta idea era muy buena; sin embargo, ahora se entra de lleno a Ciencias, pero manejando diferentes enfoques a lo largo de los tres años (el primero es Biología, el segundo Física), lo cual era un método empleado hace más de 20 años y que no funcionó. Entonces, en la supuesta autoevaluación que se hizo la SEP para la reforma de 2006, ¿habrá creído que sí era bueno?

 

LO PEOR

 

En el papel la reforma está muy bien, hay un interés por la política de la educación; no obstante, en la realidad el maestro de aula tiene el reto de aplicar todas estas nuevas características, pero no está preparado para ello, pues siempre ha enseñado teoría.

 

Es así que cuando le llega una reforma constructivista o un libro en el que se le dice al niño: "Ve a hacer una práctica de campo o investiga, combina el conocimiento con la realidad", el profesor le dice al alumno que mejor ignore esa parte.

 

"Es más fácil seguir los cánones tradicionales y calificar un cuestionario. La realidad es que estamos en un proceso en que la SEP quiere que se cambien las cosas, pero no da los recursos, medios ni capacitaciones para que se dé ese cambio, mientras que los profesores tienen una resistencia al cambio, pues nadie da lo que no tiene", comenta la pedagoga.

 

Pero eso no es todo, la situación se pone peor, ya que el profesor de Física, Química, Historia o Geografía se quedó con menos horas de clase y esto al final repercute en su cheque de cada quincena, por lo que para que estos maestros impartan el mismo número de horas, en muchos casos se decide que den Formación Cívica y Ética, pues los directivos la ven como una materia de relleno, y no se percatan de que es crucial para el desenvolvimiento del alumno-persona.

 

Además, la materia termina siendo de Formación Cívica, pues los profesores impuestos no saben abordar temas éticos tan importantes como el aborto, la tolerancia y la eutanasia... Aunado a ello, como no tienen la preparación adecuada, ¿quisiéramos que formaran a nuestros niños?, ¿que les hablaran de valores?

 

Hubo reforma educativa, sí, sí la hubo, pero no fue la necesaria, la SEP realmente no se está preocupando de los millones de alumnos que dejan la escuela, al parecer sólo quieren a ciudadanos que sepan lo básico. Y escudándose en que quieren hacer pensar a los alumnos, no se dan cuenta de que no se tiene la infraestructura para una reforma de tipo "constructivista".

 

 

«Por mi patria hablará la razón de la justicia»
 



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