sábado, 30 de abril de 2011

Adultos, reflexionen

 

Por Equipo yoinfluyo.com

28 de Abril de 2011

 

 

Este 30 de abril, al igual que todos los años, celebraremos el Día del Niño, una de las festividades más queridas y esperadas por los menores, así como por los fabricantes de juguetes y creadores de entretenimiento para los pequeños, pero más allá de la fiesta comercial es importante tomar conciencia de lo importante que es tener un buen acercamiento, así como dar una formación adecuada a quienes serán en un futuro los que llevaran las riendas de la sociedad.

 

Por ejemplo, suele ser común que los niños mientan y muchos padres se enfaden por este motivo e incluso les pierdan la confianza; en lugar de ello hay que corregir, pero de manera adecuada. Es importante que desde pequeños aprendan el valor de la honestidad, si no, cuando sean adultos habrá nefastas consecuencias que repercutirán en la vida en comunidad.

 

La mentira no adquiere el mismo sentido siempre, varía dependiendo de la edad y va evolucionando, entonces no se debe comparar la mentira de un niño con la de un adolescente o un adulto, los parámetros son totalmente distintos y hay que juzgarlos como tal.

 

Según especialistas, a partir de los tres años los niños comienzan a comprender que no es necesario contarlo todo y cuentan sólo lo que quieren, a los cinco años es cuando empiezan a inventar historias que modifican la realidad, pero es desde los seis años cuando tienen la madurez suficiente para conocer y respetar los valores sociales.

 

Hay que resaltar que los niños más bien juegan con la ficción, sus mentiras no son como la de los adultos, los pequeños modifican la verdad sin una intención "mezquina", ello no quita la corrección oportuna sin que se limite la creatividad; es decir, no es lo mismo inventar historias de fantasía —en un futuro podrían ser escritores— a modificar actos, como mentir sobre travesuras.

 

Cuando las mentiras se vuelven mal intencionadas, según los expertos, es a partir de los ocho o nueve años, es en este momento cuando pretenden conseguir o evitar algo con base en mentir. Cuando en estas edades se les empieza a hacer costumbre mentir, mentir y volver a mentir es muy recomendable no hacer un drama, pero sí poner especial atención y corregir el problema con una comunicación intensa y argumentos sólidos sobre el valor de la verdad.

 

Cuánto nos hubiéramos evitado, por un lado, y ganado por otro, si, por ejemplo, a muchos de nuestros políticos y líderes sociales se les hubiera arraigado bien el gran valor de la verdad. El 30 de abril será un día, sin duda, para celebrar, pero también para recordar que hay mucho por hacer.

 

 

 



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