sábado, 12 de febrero de 2011

De las alianzas de los partidos políticos

 

Por Antero Duks

Febrero / 2011

 

 

Los críticos externos de las alianzas de los partidos Acción Nacional y de la Revolución Democrática, tanto priístas como analistas políticos, repiten una frase ya muy sobada: no se pueden juntar el agua y el aceite, en referencia a estos partidos políticos.  Pero no reparan que los partidos políticos son integrados por seres humanos no de productos químicos, por más que algunos así los quieran ver.  A este respecto, algunos soban la idea de que es más difícil amalgamar seres humanos,

 

 Pero para no gastar la pólvora en infiernitos, vayamos a los considerandos.  Las alianzas de diversos tipos y no solamente para eventos electorales, se dan en muchos países, entre organismos políticos con diversas doctrinas y plataformas políticas distintas, y hasta en el plano internacional. Cuando hay temas de interés general, a favor del bien común, y también a veces en beneficio político de los partidos aliados, votan juntos, caminan juntos.

 

Si analizamos a fondo las ideologías de los partidos, nos damos cuenta de que tienen muchas coincidencias, lo que los difiere y los mantiene en pugna constante, es en cuanto a la forma de caminar, ahí está el quid.  Decía el siempre recordado Ing. Heberto Castillo que tenía la ilusión de que al PRD el distintivo de partido callejero, porque con esa práctica perdía el camino de la razón, que la ideología del partido era perfectamente fundamentada y razonada, a pesar de lo que muchos pensaran al respecto, precisamente gracias a  los escándalos callejeros.

 

Un amigo, inquieto por definir lo de las izquierdas y derechas, se lanzó a investigar.  En esas danzas se enfocó, con todo desparpajo, a platicar con gente de ambas ideologías, desde luego procurando hacerlo con gente de reconocida militancia y racionales.  Así las cosas, después de algún tiempo en esos menesteres, me dijo: "creo que estoy confuso, si muy iluminado como resultado de tantas pláticas con personas muy inteligentes y racionales.  Y mi confusión radica en que siento que soy tanto izquierdista como derechista.  He llegado a la conclusión de que ambas ideología tiene más coincidencias que diferencias, la pugna la hacen los seres humanos por su incapacidad de razonar en busca del bien común, bien que ambos buscan, pero son tan obtusos que no se dan cuenta y, si se dan, no lo reconocen."

 

Enfocar las alianzas electorales en México como un hecho aislado, especial en el mundo, es una falta de visión global o bien una mala manera de hacer política o analizarla. En las discusiones legislativas mexicanas las alianzas son asunto cotidiano, nada nuevo.  Estas alianzas legislativas para votar iniciativas de ley permiten, como ya dije, sacar adelante buenas leyes o sus reformas, y en casos bastante comunes, prácticamente todos los miembros presentes de una Cámara votan en el mismo sentido.

 

A veces también, seamos francos, los legisladores de diversos partidos votan juntos iniciativas que favorecen la operación de esos mismos partidos, la llamada partidocracia, frente a opciones ciudadanas apartidistas en elecciones. No quieren, por ejemplo, candidatos ciudadanos o críticas en los medios de difusión contra los partidos en general.

 

En el caso de elecciones, las alianzas han sido satanizadas en particular por el PRI, precisamente porque son en contra suya, si fuera al revés ni chistaban. El alegato es así que el PAN y el PRD son no solamente diferentes en principios, sino, dicen, completamente antagónicos. ¿Es esto verdad? Aquí el "quid" de la cuestión.

 

En México, en general estos dos partidos, y también los demás, como antes asenté, buscan o pretenden buscar el bien común de la nación, aunque no lo digan con estas palabras. Un examen de las doctrinas de los partidos mexicanos encontrará más coincidencias que disidencias, expresadas en mucho con diferente lenguaje, pero, por ejemplo, la búsqueda de la justicia social, el bienestar comunitario, la educación, la lucha contra la pobreza, contra la corrupción y la ineficiencia son temas comunes.

 

Sin duda que donde se encuentran las diferencias reales es, como antes asenté. En la forma de caminar, o sea en la forma de hacer política, en la manera de administrar desde el gobierno, pero aquí también hay muchas coincidencias. Es precisamente por estas coincidencias que votan juntos en su labor legislativa, aprueban juntos presupuestos de gasto público y presupuestos de ingresos.

 

Los enfoques socialistas, de "izquierda", los liberales y neoliberales de "derecha", y los de inspiración demócrata cristiana o de centro, pueden diferir en el papel del Estado en ciertos casos, como son la propiedad de algunos recursos, la preeminencia o no del llamado Estado-benefactor (de la social democracia europea), la oferta de educación, de asistencias de salud y la prestación de servicios públicos en general.

 

Así, esa frasecita del "agua y el aceite" no tiene sentido, las coincidencias doctrinales y de plataformas políticas pueden imponerse sobre las diferencias, siempre y cuando exista buena voluntad y auténtica búsqueda del bien común. Los partidos aliancistas pueden presentarse a elecciones y gobernar con acuerdos, discutiendo solamente las diferencias para tomar algunas decisiones de gobierno.

 

Los partidos aliados en el mundo, cuando no tiene ninguno de ellos la mayoría necesaria para gobernar o legislar, funcionan en la práctica con frecuencia –y con sus excepciones también– y el mundo está colmado de este tipo de experiencias, así que no tienen por qué no funcionar en México; nuestro país no es de otro planeta ni de otra raza no humana.

 

En organismos y convenciones internacionales, gobiernos con muy diferentes doctrinas, principios y plataformas de gobierno, votan juntos, deciden acciones, convenciones, compromisos y eligen funcionarios internacionales, del Secretario General de la ONU para abajo.

 

Para quienes insistan, hasta rayar en la necedad,  en que el PAN y el PRD, u otros de los partidos no priístas no pueden ir juntos en elecciones, porque son el agua y el aceite, hay que preguntarles si nunca oyeron hablar en la escuela de las emulsiones, en que dos o más líquidos distintos sí se mezclan, al menos temporalmente. 

 

El PRI azuza el tema porque no le conviene que haya alianzas en su contra, pero no quiere reconocer que la gente, excepto sus paniaguados, no quiere que regrese al poder, tiene verdadero pavor a que eso suceda.

 

Andrés Manuel López Obrador se cuece aparte, él quiere a su Chole, quiere todo para él, y que se cumpla, porque sólo quiere que en esta tierra sólo sus chicharrones truenen.  Ya lo estamos viendo en el Estado de México, el quiere a Alejandro Encinas a como dé lugar, al rato lo convierte en su "Juanito", como lo hizo en la Delegación Ixtapalapa, de la ciudad de México, de triste memoria.  Después quien sabe que más quiera, sólo le hacen caso sus corifeos como el ínclito don José Gerardo Rodolfo Fernández Noroña.  ¡Pa' su mecha!

 



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