jueves, 17 de febrero de 2011

Antibiótico regulado, abortivo regalado

 

Por Alejandra Diener

Febrero / 2011

 

 

Han pasado poco más de cuatro meses desde que el secretario de Salud (Ssa), José Ángel Córdova Villalobos, informó que ya no se podrán vender antibióticos sin receta médica en las farmacias del país. Afirmó que no es con un interés punitivo hacia la industria farmacéutica, sino un interés en favor de la salud de todos los mexicanos".

 

"Un interés en favor de la salud de todos los mexicanos", me retumba en los oídos cuando recuerdo la frase; me dio tranquilidad saber que eso es lo que busca mi gobierno, busca el bienestar de todos nosotros.

 

Sin embargo, después de haber investigado di cuenta de que nuestra salud, según la SSa, sólo puede ser dañada con antibióticos, puesto que los anticonceptivos, la píldora del día después y los medicamentos –que contienen mifepristona, metotrexato y misoprostol, que abiertamente son abortivos, ya que son bloqueadores de receptores de progesterona, interrumpen la circulación sanguínea de la capa interna del útero, inhiben la síntesis de ácido fólico y detienen el crecimiento y desarrollo de las células que dan origen a la placenta– no requieren de receta médica para su venta.

 

Tampoco la requieren los antidepresivos (Prozac) que crean dependencia, ni se requiere tener un límite de edad para adquirirlos. Suceso que me lleva a reflexionar sobre la incongruencia de dicho decreto, ya que, supuestamente, la medida de regulación de recetas para adquirir antibióticos es con "interés en favor de la salud de todos los mexicanos".

 

Entonces ¿por qué se permite comprar fármacos letales que atentan contra los mexicanos más indefensos sin ningún tipo de regulación? Dicha incongruencia me mueve a hacer un llamado a las autoridades gubernamentales para que de igual forma regulen este mercado, que es indistintamente nocivo y dañino para todos nosotros.

 

Es deber del Estado defender la vida de la especie humana desde su concepción, y al permitir adquirir fármacos que son abiertamente abortivos, no cumple con esa obligación. Evidentemente este tema causará controversia, puesto que de llegarse a regular el Cytotec, la píldora del día después y los anticonceptivos, afectará gravemente a un mercado millonario movido por la cultura de la muerte.

 

Sin embargo, yo no cejaré, y si puedo sacudir conciencias o por lo menos lograr hacer que consideren el tema, me quedaré tranquila sabiendo que intento hacer la diferencia por dejarles un mejor mundo a mis hijos.

 

Nos leemos pronto para no quedarnos atrás y ver hacia delante.

 

 

 



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