miércoles, 17 de junio de 2009

Consejos familiares

Por: Querien Vangal

No debemos olvidar que la familia puede ser un auténtico semillero de los valores de la democracia. Es en ella en donde se aprenden las conductas, valores, reglas e interacciones clave que caracterizan a los ciudadanos de una nación. Poner atención a éstas y encauzarlas hacia el bien de todos, será un valioso legado que podemos dejarle a las generaciones presentes y futuras. Ciertamente una familia no es un régimen democrático como tal, pero también es cierto que en ella podemos detectar una serie de elementos que podrían ayudarnos a esclarecer los valores y formas de interacción que caracterizan a una sociedad, los cuales pueden facilitar u obstaculizar un sistema que pretende ser democrático.

¿Y cuáles son esos?
Veamos cinco casos concretos.

1. La familia como tal es un valor en sí mismo. Las personas aprendemos el sentido de identidad o de pertenencia a un grupo humano a través de convivir en familia. Dicha convivencia suele darse dentro de un marco de acción, que suele ser la base para aprender nuestras primeras lecciones sobre el “Respeto a mi persona, a las otras, y a un nosotros como un primer grupo de convivencia”.

El líder de la familia necesita comunicar al resto de los integrantes los valores y conductas que deberán caracterizar al grupo, para que, a su vez, la familia aprenda a convivir respetando acuerdos y límites. Esta comunicación debe ser explícita --
Ejemplos: “en esta familia nadie grita o levanta la voz y todos esperamos nuestro turno para hablar”, “en esta familia no tengo hijos consentidos ni favoritos, todos tienen que cooperar y acatar las reglas”, “nuestra obligación como padres es velar por su bien, por eso es importante que ustedes como hijos, nos obedezcan”, etcétera.

Reflexión: si no sabemos respetar lo que acordamos con nuestros seres queridos o cercanos, ¿qué nos hace pensar que respetaremos a las instituciones sociales?

2. La familia debe estar compuesta por participantes activos que realmente se involucren en la vida familiar. Es importante hacer partícipes de los problemas y de la búsqueda conjunta de soluciones a todos los integrantes, con base en su rol, y en la medida que su edad y madurez se los vaya permitiendo. Asimismo, es de gran valor traer a la conciencia de cada integrante la forma en que interactúa, destacando sus cualidades y haciéndolo reflexionar sobre sus áreas de mejora.
Reflexión: si los adultos de la familia no trabajan decisiones y discusiones con el resto de los integrantes, ¿dónde aprenderán y comprenderán a involucrarse activamente en un grupo? ¿Esperaremos a que sean mayores de edad o independientes, aunque provoquemos retrasos en su curva de aprendizaje en materia de participación social?

3. Es cierto que el sistema de familia históricamente va cambiando. Pero lo que no cambia es la necesidad de “grupo” y convivencia. Ante los nuevos modelos de familia que son difundidos, sobre todo por los medios de comunicación, es imperativo dedicarte tiempo como familia para descubrir qué modelo es el correcto y por qué razones, tomando como base los valores que queremos vivir y transmitir a las generaciones futuras.

Por ejemplo; en las familias donde los integrantes --principalmente papás e hijos solteros o menores de edad-- permanecen juntos, aprenden de forma más natural valores como “compartir”, el “aprecio a la diversidad”, la “comunicación asertiva”, etcétera, e incrementan su seguridad emocional.

Esto, a diferencia de aquellas donde los miembros se aíslan o separan para vivir un modelo “de película”, donde el estilo neoliberal de “autosuficiencia y aparente éxito o desarrollo profesional” hace que reduzcan o pierdan contacto entre ellos, sustituyendo los valores mencionados por otros, como son: la “competencia”, el “individualismo”, el “dinero”, la “autogestión”, etcétera. --No es intención del presente artículo señalar qué modelo es mejor que otro. Simplemente se pretende señalar que en cada uno existe una serie de valores que se transmiten de forma más natural, pues los integrantes en su día a día están más expuestos a situaciones que requieren enfrentarse con ellos.

Reflexión: lo importante de un modelo de familia, cualquiera por el que se haya optado, es que su adopción debe ser de forma “consciente”, ya que de éste dependerá en gran parte una serie de lecciones de convivencia e ideales a alcanzar durante la vida.

Tomando en cuenta que esta vida a la que se hace referencia es una que, inevitablemente, se vive en sociedad, ¿cómo te preparas y con qué valores te presentas para vivirla en conjunto sana y plenamente?

4. Prestar atención a la comunicación es fundamental, porque ahí es donde descansan los valores, creencias, mitos, expectativas, esquemas cognitivos y la vida emocional de los integrantes de la familia. Ahí es donde se puede constatar los códigos y significados de un determinado sistema de familia.

Una familia promotora de ciudadanía es aquella que logra un ambiente sano de comunicación profunda y emotiva, que va más allá de la simple comunicación informativa o racional. Dicha comunicación es una valiosa oportunidad para aprender a convivir, a lograr empatía, la cooperación y un ejercicio de involucramiento ante la seductora apatía.

Reflexión: si no sabemos comunicarnos asertivamente dentro de la familia, ¿no estaremos trasladando este problema a otras esferas sociales, como el trabajo, los amigos y la comunidad?

5. Aprovechar las ventajas de la interacción de la familia con los diferentes subgrupos o subsistemas, --Subsistema conyugal o de pareja, subsistema parental y subsistema fraternal o fratría-- así como las oportunidades que ofrece cada ciclo de vida --1) Fundación y encuentro de la pareja, 2) La novedad de ser padres, 3) La familia con niños en edad preescolar, 4) La familia con niños en edad escolar, 5) La familia con hijos adolescentes, 6) La familia con hijos jóvenes, 7) La familia como centro de despegue: los hijos se casan o dejan el círculo familiar, 8) La familia ya no tiene control sobre los hijos: han salido del ambiente familiar, 9) La familia después de la jubilación-- del sistema familiar, pueden potenciar el aprendizaje de algunas cuestiones de ciudadanía.

Por ejemplo, del subsistema de fratría, a través de los hermanos se aprende a negociar y a compartir entre iguales, mientras que en el parental se aprenden los principios de autoridad, jerarquía y diferenciación. O bien, de los ciclos de vida se puede decir que la familia con niños en preescolar debe aprender a “legislar” y a asumir la responsabilidad de actuar bajo la conciencia del bien común.

Reflexión: ¿qué lecciones de ciudadanía estás aprendiendo hoy, tomando en cuenta tus subsistemas y el ciclo vital de tu familia? ¿Puedes decir que formas parte de un sistema familiar en cuyas interacciones se promueve un espacio para la conformación de buenos ciudadanos?

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