Por: Norma Mendoza Alexandry
martes, 01 de septiembre de 2009
Del 10 al 12 de agosto de 2009 se efectuó en Ámsterdam, Holanda, el V Congreso Mundial de Familias (World Congress of Families, WCF). Este Congreso consiste en reunir a personas y organizaciones de todo el mundo (en esta ocasión asistieron de 60 países), cuyo objetivo es la preservación de la familia natural.
Académicos, investigadores, líderes religiosos, políticos, periodistas y civiles asistieron con el fin de apoyar la protección, el reforzamiento y defensa de la familia.
El tema de la Conferencia fue: Familia: más que la Suma de sus Partes, e incluyó diferentes y muy interesantes temas, tales como: Familias Modernas Valores Tradicionales, Familias en Países en Desarrollo, y Retos y Esperanza para el Futuro.
Este Congreso fue muy enriquecedor, al señalar las mejores prácticas, las verdades más inteligentes, las últimas investigaciones y los acercamientos más positivos, para proponer y asegurar un buen futuro a las familias.
Sería de gran interés reproducir y difundir cada uno de los discursos que allí se presentaron. He de decir que la Declaración de Ámsterdam, emanada de este Congreso, reafirmó el artículo 16, párrafo 3 de la Declaración Universal de Derechos Humanos: "La familia es la unidad grupal natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección por parte de la sociedad y del Estado". Hace además un fuerte llamado para que las políticas públicas en los países respeten la autonomía de la familia y que además:
• Apoyen la institución natural del matrimonio.
• Disuadan el divorcio, especialmente cuando haya niños involucrados.
• Estimulen a las parejas que se comprometen a la crianza de los niños.
• Protejan el derecho primario de los padres a guiar en la educación práctica y moral a sus hijos.
• Protejan el desarrollo físico, mental, social y espiritual de los niños.
• Custodien la vida humana vulnerable, especialmente al principio y al final del ciclo vital.
Hubo una seria reflexión sobre la realidad que existe en muchos países y que no es exactamente favorable. Por ejemplo, Kevin Andrews, MP (Miembro Federal para Menzies en la Casa de Representantes de Australia) puntualizó que hoy:
• El número de matrimonios es menor.
• Las parejas que se casan lo hacen a mayor edad que anteriormente.
• Ha habido un dramático incremento de divorcios.
• El número de niños involucrados en el divorcio de sus padres ha continuado creciendo desde principios de los 70.
• Las tasas de matrimonios por segunda vez han caído durante los últimos 20 años.
• Las familias están teniendo menos hijos.
• La proporción de los niños que nacen fuera del matrimonio ha aumentando dramáticamente.
• Ha habido un marcado crecimiento en la proporción de familias con un solo progenitor.
• Las familias cada vez tienen a ambos padres en la fuerza de trabajo remunerado.
• En la mayoría de las naciones la población está envejeciendo.
Todos estos cambios están teniendo un profundo impacto en las familias.
Si tomamos en cuenta las estadísticas en general, éstas revelan el cambio paulatino de una cultura matrimonial a una cultura del divorcio y paternidad fuera del matrimonio. Hay indicadores de que los índices de natalidad y del matrimonio han decaído, la cohabitación pre-marital se ha convertido en una regla en casi todos los países; la media en la edad del primer matrimonio ha aumentado, las tasas de divorcio son más altas; los nacimientos fuera del matrimonio están en relación directa a las familias con un solo progenitor y la población cada vez tiene más viejos.
Además de lo anterior, la desinstitucionalización del matrimonio y, en consecuencia, la tendencia a que haya familias menos estables es muy significativa.
El renombrado autor de estudios de familia, Urie Bronfenbrenner, comentó: "Desde la Segunda Guerra Mundial, en el mundo Occidental ha habido una profunda confusión en la tendencia de la desorganización de la familia". Esto también refleja la conclusión a la que llegó el sociólogo David Popenoe: "Ha habido una declinación muy significativa en el ‘familismo’, con lo que quiere señalar que la familia se ha debilitado como institución.
Lo que las bases de datos nos revelan son tendencias que afectan a las familias que requieren de una respuesta social efectiva para evitar la mayor fragmentación de familias y comunidades y la alienación de los individuos.
A pesar de la expansión global que sacó a mucha gente de la pobreza, muchísimos permanecen atrapados en circunstancias aún muy pobres. En segundo lugar se encuentra el caos que se crea cuando la estabilidad y la predicción se pierden en la vida familiar, particularmente para los niños. Esta tendencia afecta tanto a ricos como a pobres.
En este Congreso también se mencionaron, además de las tendencias, grandes avances en estudios donde se compararon los efectos en los niños que viven con padre y madre biológicos, casados o no casados. Por ejemplo: En el estudio de Robin Fretwell Wilson de la Facultad de Derecho de la Universidad de Maryland, se comprobó que el estatus del matrimonio mismo, no sólo la biología, claramente confiere ventajas para los niños.
Lo anterior se dio en cuatro categorías: padres biológicos casados, padres biológicos en cohabitación, familias sustitutas con padres casados y madres solteras biológicas conviviendo con un varón que no es el padre. El estudio mostró a padres casados y no-casados, tomando en cuenta factores demográficos y correlaciones estadísticamente significativas que mostraron que padres no-casados conviven con los hijos, cuatro horas menos por semana, comparados con los padres casados.
Los padres no-casados mostraron ser también menos afectivos hacia sus hijos. Asimismo, los hijos biológicos de padres en cohabitación consistentemente reciben menos tiempo de formación de sus padres, que lo que reciben los niños de padres casados, ya sea en segundo matrimonio o en familias intactas.
De aquí se concluye que existen grandes diferencias en las relaciones entre los padres: "El matrimonio tiende a traer consigo y a infundir ciertos beneficios relacionales para los adultos, tales como permanencia, dedicación y aun la fidelidad sexual que redundan en beneficio de los niños en el hogar" (cf. Robin Fretwell Wilson. Evaluando el matrimonio. San Diego Law Review 42, 2005).En las conclusiones del Congreso se insistió en que:
• La familia es la esperanza de la humanidad, no sólo porque es una institución ubicada en la historia, sino que también es respaldada por la acumulativa investigación social.
• Aunque de tiempo en tiempo leemos que el matrimonio y la familia están desapareciendo, permanece siempre un compromiso de vida como aspiración popular, aun entre las generaciones de jóvenes.
• El matrimonio y la familia permanecen como las condiciones óptimas para la socialización y educación del carácter y valores de los niños, sin los cuales las democracias liberales no pueden propiamente florecer. Por esta razón no podemos ignorar las tendencias que afectan a las familias hoy.• La tragedia de la separación y destrucción de las familias no sólo consiste en el costo de billones de dólares por año, sino en el trauma personal, cuyos resultados, según investigaciones, afecta a muchísimos niños y aún en la edad adulta. Además, tiene un consecuente impacto en la salud, en oportunidades educativas, en el bienestar, incluyendo la inestabilidad de relaciones, como ejemplo para los niños cuyos padres se divorcian.
• Si deseamos una sociedad sana y estable, entonces la familia es la gran esperanza de la humanidad.Nuestra elección está clara. Podemos cruzarnos de brazos en desesperanza, sin querer o poder proponer soluciones al rompimiento familiar y a las tasas en descenso de la fertilidad, con todas las consecuencias sociales que causan; o podemos dar un paso adelante, comprometidos con la aspiración que comparten tantos y tantos, en la esperanza de que con apoyo práctico y aliento, podemos continuar construyendo naciones fuertes basadas en una sociedad sana que es la base de la vida familiar estable.
Finalmente una reflexión: "Los esposos cristianos han de ser conscientes de que están llamados a santificarse santificando, de que están llamados a ser apóstoles, y de que su primer apostolado está en el hogar. Deben comprender la obra sobrenatural que implica la fundación de una familia, la educación de los hijos, la irradiación cristiana en la sociedad. De esta conciencia de la propia misión dependen en gran parte la eficacia y el éxito de su vida: la felicidad" (cf. Escrivá de Balaguer. J. Homilía y entrevista sobre la mujer y la familia. Sisal, IV Ed. 1988).
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